Expendedores y consumidores de estupefacientes se tomaron el coliseo de Los Progresos en Yopal sin que haya autoridad que controle esa práctica ilegal que involucra a infantes de la zona y menores que llegan desde otras partes de la ciudad en búsqueda de sustancias alucinógenas.
Varios líderes comunales han sido amenazados de muerte por jíbaros por lo que han tenido que renunciar a sus cargos, por el hecho de solicitar a las bandas de microtrafico que desalojen los predios que son de uso común y recreativo.
Ahora los distribuidores de droga se oponen a las obras de encerramiento del Megacolegio, por lo que nuevamente se han suscitado las amenazas para líderes de la zona.
Una de las víctimas señaló que en diciembre los drogadictos intentaron quemar su vivienda, la cual sufrió daños parciales gracias a la oportuna reacción de los vecinos que contribuyeron en el control de la conflagración.
Relataron los afectados que el microtráfico y la conformación de pandillas delincuenciales se salieron de las manos en la zona, pues la venta y consumo de estupefacientes se hace de frente a los uniformados de la Policía que se guarecen en el Centro de Atención Inmediata CAI sin que pase nada.
El descaro de los expendedores es tal, que algunos vecinos del sector afirman que estos individuos se disputan a los clientes como si se tratara de un supermercado con sus respectivas impulsadoras, ya que cuando llega alguien interesado en la mercancía, los jíbaros salen corriendo hacia el cliente para que este les compre el producto, “el que primero llegue y ofrezca de sus servicios”.
Estas escenas se repiten en muchas esquinas del barrio sin que exista una posibilidad real de controlar y persuadir a estos personajes para que dejen de realizar este tipo de actividades.
La denuncia por amenazas de muerte fue puesta ante la Fiscalía desde el mes de mayo del 2018 pero la medida fue entregar un radio de comunicaciones el cual no carga debido a que salió dañado, comentó un lider del sector.
Ayer un funcionario de una empresa de aseo de la ciudad fue amenazado y lo señalaron de ser un informante de la Policía.
Al parecer el operario en una actividad de limpieza recogió y botó un bolsa con unas papeletas con alucinógenos por lo que lo reseñaron desde ese día.