El alcalde de Barranca de Upía (Meta), Ricardo López, señaló que desde que las petroleras empezaron a trabajar en su región, hace cuatro años, empezaron los vertimientos de líquidos residuales al río Upía y esto derivó en la desaparición de los peces y la muerte de varios animales a causa del consumo de dichas aguas.
Recordó que hace unos años se sacaba pescado a vender casi que a diario, mientras que ahora no se pesca nada.
Además, afirmó que las petroleras empezaron vertiendo líquidos con un tubo de 8 pulgadas, luego pasaron a uno de 12 y ahora están tramitando una licencia para instalar un tubo de 20 pulgadas.
En ese sentido, señaló que aunque la comunidad ha enviado cartas a Cormacarena, la respuesta es que la licencia les permite a las petroleras cierta contaminación y que ésta se encuentra incluso por debajo de los parámetros establecidos.