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Luego de cuatro días de zozobra, la comunidad de Barranca de Upía, por los constantes enfrentamientos entre la Policía y un grupo de manifestantes, por fin llegó la calma.

El municipio recuperó la tranquilidad ayer en la tarde, luego de los choques con la Fuerza Pública que obligaron incluso a resguardar en la Casa de la Cultura a un centenar de niños que habitaban en cercanías a la zona de conflicto por el riesgo de salir heridos.

Los menores fueron valorados por personal médico y devueltos a sus hogares, tan pronto se calmaron los ánimos.

Aunque las autoridades habían planeado decretar el toque de queda y la suspensión de las clases en los colegios del municipio, debido a los desordenes de los manifestantes, la iniciativa quedó descartada de momento, sostuvo el jefe jurídico de la Alcaldía, Francisco Romero.

El funcionario agregó que la Policía capturó a tres líderes de los disturbios, los cuales no dejaron heridos de gravedad.

Sin embargo, como lo afirmaron varios habitantes de Barranca de Upía, aunque parece ser que hay un principio de acuerdo, la incertidumbre es generalizada porque en cualquier momento pueden reaparecer los enfrentamientos sino hay ningún acuerdo.

Ayer en Bogotá el vicepresidente de la República, ino Garzón, intentaba mediar entre la petrolera Petrominerales y los alcaldes de Barranca de Upía y Cabuyaro para llegar a un acuerdo. Sin embargo ninguno respondió las llamadas para conocer las conclusiones de la reunión.