Por Leonardo Puentes*

La semana anterior dejó grabada en la memoria de los colombianos la singular expresión utilizada por la líder espiritual de una congregación cristiana para discriminar de manera francamente desconcertante a sus fieles con algún tipo de discapacidad. De acuerdo con ella ‘por causa de la conciencia’ aquel que carezca o haya perdido algún miembro de su cuerpo, una mano, un ojo, no puede ser llamado a predicar desde el púlpito de su iglesia.

Así hoy pretenda justificarse semejante acto de discriminación con comparaciones todavía más reprochables y odiosas, como la que algún concejal de Bogotá de esa misma congregación hiciera refiriéndose a los presentadores de televisión, que según él nunca podrían ser bendecidos por el lente de las cámaras sin la inmaculada perfección de la creación divina (qué podrá estar pensando nuestra bella presentadora Adriana Eslava o habría dicho el entrañable ‘mocho’ Sánchez), resulta evidente que se trata de una vergonzosa salida en falso que hoy los tiene en la MIRA.

Tras la palabra divina salieron a relucir el enriquecimiento, la ostentación e incluso otras penosas intervenciones de un connotado senador, que incluso vino a Yopal a reclamar por el agua, quien invita a los fieles a conseguir votos ‘como sea’, a hacerle contrapeso al diablo, representado en contendores políticos ‘que son astutos’, por lo cual hay que hacer ‘lo que sea’ para que no se pierda la personería jurídica del movimiento. Una muestra muy a la colombiana del complejo maridaje entre la religión y la política.

Quiero referirme igualmente de manera breve a otro asunto que considero puede tener que ver con la conciencia (y de verdad espero que no sea remordimiento). Uno de los colegas en el Concejo de Yopal a quien más admiro y respeto, además de agradecerle su compañía en múltiples luchas en la defensa del interés público en nuestra capital, ha decidido abanderar la defensa del recientemente aprobado POT de Yopal.

Descalificó incluso en su última publicación por imprecisas las apreciaciones hechas por el experto urbanista y precandidato presidencial Enrique Peñalosa, quien en su reciente visita a Yopal no solamente desmintió las afirmaciones del alcalde, según las cuales el habría sugerido la expansión en cuatro o cinco veces del perímetro urbano de Yopal, sino que indicó que las cerca de cuatro mil hectáreas que se incorporarían al perímetro urbano, harían que en total la Yopal urbana tuviera capacidad para albergar en los próximos años a más de un millón doscientos mil habitantes. Esta cifra no se alcanza ni en las proyecciones de los formuladores del POT a 2040, ellos estiman poco más de quinientos mil habitantes para esa fecha.

Le reitero, para mí Yopal no solamente perdió una gran oportunidad de planificación democrática, en el amplio sentido de la palabra, sino que fundamentalmente legitimó mediante este decembrino acuerdo el multimillonario negocio de urbanizadores ilegales, en cuyas manos quedó seriamente comprometida la dinámica de crecimiento de nuestra ciudad, con costos sociales previsibles a la luz de las experiencias vividas durante las últimas dos décadas (Núcleo Urbano II), además de la afectación igualmente previsible para el erario público de administraciones futuras, que con seguridad tendrán que intervenir para subsanar las malas determinaciones tomadas por la presión expansionista.

Queda claro en todo caso que ‘por causa de la conciencia’ en cualquier momento puede uno quedar en la MIRA.

*Concejal de Yopal