Por Oscar Medina Gómez

Llevamos años escuchando toda suerte de voces, planteamientos, tesis y especulaciones no solo frente a la naturaleza jurídica, sino a la honestidad económica, eficiencia y servicio académico de la Universidad del Trópico Americano, Unitrópico.

Desde el 2000, cuando se creó, ha sido objeto de la más despiadada persecución y acoso por parte de los enconados y oportunistas politiqueros. Desde alcaldes hasta gobernadores, pasando por diputados, concejales y Representantes a la Cámara. No desconozco, claro, los errores, movidas sinuosas, desaciertos e improvisaciones que el claustro universitario haya tenido, afectando a la comunidad estudiantil. Pero lo más clave aquí fue que Unitrópico empezó a caminar.
Contra la furia de tirios y troyanos arrancó.

Pongamos las cosas en su lugar y démosle a cada cual lo que se merece. Unitrópico es el resultado de la visión acertada de un gobernador llamado Jorge Prieto Riveros, hoy Senador de la República. Ante la apremiante necesidad de centenares de bachilleres -no solo de Casanare sino de regiones vecinas- cuyos padres o ellos mismos tenían que venderle el alma al diablo para poder acceder a una universidad fuera del departamento, contra todos los obstáculos Prieto Riveros tuvo la osadía de dar el primer paso y medírsele al sueño. Ejemplo que posteriormente los demás gobernantes no siguieron, con todo y las toneladas de recursos que tenía el departamento, derivados de las regalías del petróleo.

La tarea no fue fácil. Fue titánica. Empezando por conseguir el lote donde hoy queda su sede y levantar ladrillo a ladrillo cada aula. Recuerdo incluso la oposición y trabas administrativas que le puso el entonces alcalde de Yopal Efrén Hernández Díaz, quien se negaba a expedir las licencias y permisos respectivos de la Secretaría de Planeación. Fui testigo excepcional de esto. Y de otras arandelas y cáscaras, que los enemigos del progreso regaron por doquier, para hacer caer el proyecto.

La discusión de los enemigos de la educación universitaria -les conviene mantener embrutecido al pueblo- se centra en la naturaleza jurídica de Unitrópico. Si es de carácter público o privado o mixto. Y por lo tanto si el origen de los recursos, valor de las matrículas, celebración de convenios y operatividad en general se ajusta o no a la ley.

En palabras de Sandra Patricia Rincón, rectora de Unitrópico, -quien dice que la institución opera gracias a las matrículas y convenios- la universidad es una entidad privada. Por lo tanto nada tiene que informarle a organismos como la Contraloría, sobre el origen y el movimiento de sus recursos. Entre otras cosas porque desde su creación, la Gobernación ha incumplido con el giro del 5% de recursos de regalías para su sostenimiento, tal y como reza estatutariamente.

Es cierto que Unitrópico es una universidad privada funcionando en un lote de terreno público, cedido por el SENA a la Gobernación de Casanare. Es cierto que fue creada al amparo de la Ley 401 del 97, que con recursos de Ecopetrol creó el Instituto de Investigación y Capacitación de Casanare. Es cierto que la Gobernación de entonces aportó dineros cercanos a 1.400 millones de pesos para el arranque.

Es cierto que se constituyó una cuestionada fundación integrada por entidades como el IICA y el Instituto Humboldt, que jamás se les ve por Casanare, pero que intervienen en las decisiones administrativas de Unitrópico. Es cierto que los oscuros manejos e irregularidades direccionales puedan estar ahí. Apenas al traspasar la puerta de la rectoría. Es cierto que en un sector del estudiantado hay inconformismo y protestas ya por los costos, ya por las instalaciones, ya por la calidad educativa.

Pero no menos cierto y sí muy real es que Unitrópico es lo que tenemos. Es la universidad de los casanareños para el país y el mundo. Por lo tanto lo que toca es deponer los ánimos destructivos y cerrar filas en torno al fortalecimiento económico y educativo de este centro de estudios superiores. Dejando muy claro, eso sí, su naturaleza jurídica. O pública o privada.

Hoy tiene 14 años de funcionamiento. Ofrece 12 programas de pregrado, tecnologías y una especialización en genética. Cuenta con grupos de investigación reconocidos por Colciencias, alberga a cerca de 1.850 estudiantes y un calificado equipo de profesores no menor a 150. Preparados en las aulas de la universidad se ha graduado alrededor de 250 colombianos. Todos dispuestos a servirle a la Patria.

Aunque debe resolverse cuanto antes, el vacío y enredo jurídico que tiene Unitrópico, considero que esa piedra en el zapato no debe seguir empañando la imagen de la universidad. La educación del pueblo es la más valiosa y grande inversión que puede hacer una Nación. Digo yo.

Editorial Noticiero CASANARE AL DÍA 6 - 8 A.M. Emisora Manantial Estéreo 107.7 FM