Por Leonardo Puentes*

El centro de las ciudades en el mundo suele ser tratado con especial interés por parte de los gobiernos y de sus habitantes; como un patrimonio común a preservar en homenaje a su historia y a quienes las forjaron. Normalmente las actividades culturales, los monumentos, las tradiciones y las raíces de una ciudad están fuertemente ligadas a las cuadras o calles que le dieron origen; en el centro quedan grabadas las huellas de las primeras formas de comercio, los lugares de encuentro y los espacios que identificarán por siempre a sus hijos: a sus ciudadanos.

Hace más de 10 años, en medio de la abundancia de uno de los gobiernos que más sombras y nostalgias despiertan entre los casanareños, se formuló un ambicioso programa de dotación y embellecimiento de las calles originarias de Yopal denominado ‘Plan Centro’. Para la mala fortuna de nuestra querida capital, por múltiples razones imposibles de recoger en este escrito, dichas obras no pudieron ejecutarse en su totalidad. Parte de las carreras 6ª, 7ª y 8ª, entre las carreras 19 y 25 fueron intervenidas y hoy cuentan con amplios y simétricos andenes, bancas, zonas verdes y otros elementos que generan una apariencia armónica, orden y comodidad para quienes las frecuentamos, sobre todo para los peatones.

Desafortunadamente parece que el dinero, la voluntad política o la visión de nuestros gobernantes no alcanzó para prever que a partir del año 2011 en Yopal comenzarían a irrumpir los centros comerciales, grandes hoteles y proyectos de urbanización ubicados incluso a decenas de kilómetros del Parque Santander. El resultado: El centro comienza a quedarse solo y sus comerciantes a sentir como nunca la crisis por la frenética competencia de las grandes superficies, la inseguridad, el caos vehicular y para colmo de males están pagando los impuestos más altos de su historia. Mientras tanto las obras del Plan Centro en calles tan importantes como la 9ª y la 10ª aún deben estar engavetadas en algún archivo de la Gobernación o la Alcaldía.

Celebro que el municipio de Yopal haya decidido dotar con andenes y sardineles por cerca de $4.500 millones de pesos a barrios como Casiquiare, La Campiña y El Paraíso; e igualmente vías periféricas como la carrera 23 entre las calles 24 y 40. Pero la verdad no comprendo por qué el centro de Yopal no ha sido priorizado dentro de este tipo de obras y en particular me resulta doloroso que al comercio local, que este año contribuirá con cerca de $50 mil millones de pesos en impuestos a la ciudad, se le esté negando la posibilidad (así sea ya un poco tarde) de contar con elementos básicos para poder subsistir y ofrecerle a los turistas y transeúntes lo que hoy probablemente solo encuentran en los centros comerciales: seguridad, amplias zonas de circulación, parqueo, entretenimiento, restaurantes, eventos especiales, etc.

Hago público desde acá el llamado de emergencia a los gobiernos departamental y municipal, a la Cámara de Comercio de Casanare, a los comerciantes y demás gremios de Yopal para que inmediatamente tracemos el plan de trabajo que permita recuperar el tiempo perdido y darle al Centro de Yopal el lugar que se merece en la agenda pública regional.

POSdata: El jueves se cumplen tres años de la tragedia física de nuestro acueducto, pero además se conmemoran tres años de inaudita ineficiencia, corrupción y de la más vergonzosa impunidad. ¿A alguien le cabe en la cabeza que después de 3 años nadie le responda a Yopal por semejante perjuicio? Ilegalidad e impunidad parecen estar de luna de miel en nuestra capital.

*Concejal de Yopal