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Falta lo peor

Falta lo peor
Por Oscar Medina Gómez*

Dos fuentes de ingresos externos constituyen el soporte financiero de municipios y gobernaciones. Las regalías -de cualquier explotación- y las transferencias nacionales del Sistema General de Participaciones (SGP).

Para el caso de Casanare y sus municipios, -donde aparte del fugaz petróleo no existe industria propia de nada, que genere empleos ni menos impuestos a caudales- luego de la reforma a la ley de regalías -que empezó a regir desde 2012- la cosa se torna dramática. La dependencia de las regalías petroleras y del SGP sigue siendo muy alta.

Se estima que supera el 71% (55% de regalías y 16% del SGP). Dineros que ahora, con los ineficientes OCAD resulta complicado desembolsar e invertir, dada la tramitomanía, politiquería e intereses grupistas de funcionarios nacionales, alcaldes y gobernadores que integran esos esperpentos. La creación de esos adefesios ha retrasado mucho más el lento desarrollo de las regiones.

Ahora, en virtud de los OCAD para que un mandatario pueda construir viviendas de interés social, acueductos, alcantarillados, escuelas, hospitales, carreteras, puentes, tendidos eléctricos e infraestructura de progreso, alcaldes y gobernadores prácticamente tienen que arrodillársele, mendigarle al centralista gobierno de Juan Manuel Santos Calderón, principal promotor del nuevo Sistema General de Regalías. Una humillación y pedido de clemencia ante el verdugo, para que no corte la cabeza del condenado.

Si hablamos de recursos propios, la cosa no es mejor. Tanto el departamento como los municipios están, por decir lo menos, jodidos. Por el lado de la administración departamental la subordinación de recursos a lo que la gente consuma en cerveza, cigarrillos, tabaco y licores supera el 75%. Toda una paradoja: las rentas dependen de los vicios. Pero al Estado le queda de pa`rriba instar a la gente a que fume y se emborrache, con tal de disponer de plata para mejorar el nivel y calidad de vida de los ciudadanos.

Y en las arcas municipales el grueso del flujo económico se soporta, básicamente, en los impuestos prediales y de industria y comercio. Y pare de contar. Aunque estos recaudos han mejorado año tras año, están lejos de alcanzar los montos que entraban anualmente por regalías a municipios como Tauramena, Yopal, Aguazul, Orocué y Maní. Como para pensar que estos dineros puedan compensar las coberturas en salud, agua potable y saneamiento básico que permitían las regalías del petróleo.

El panorama se agudiza, dado que la industria petrolera es una colonia. Un enclave pasajero, que más temprano que tarde desaparecerá. Suena crudo pero hay que tener claro que el negocio de las multinacionales es explotar y vender petróleo, gas, energía, carbón, acero, diamantes, oro. No hacer carreteras, ni electrificaciones, ni colegios, ni jardines infantiles, ni viviendas, ni hospitales, ni dictar seminarios o diplomados. Ni mejorar fincas o gasificar poblaciones.

Aunque en Casanare las petroleras hacen inversión social en esos sectores, es al Estado a quien corresponde invertir honesta y equitativamente los recursos de las regalías. No obstante, cuando a Casanare llegaban toneladas de dinero -casi un billón de pesos anuales- el progreso marchaba a paso de tortuga. Ahora menos andará, con una reforma que ordenó una reducción hasta del 80%. ¿Qué ocurrió? Pues que l@s corrupt@s se quedaron con buena parte de la plata del pueblo. Sencillo.

Con todo y la satanización contra la industria petrolera -por parte de gobernantes doble moralistas y juntas de acción comunal mercantilistas- es claro que en departamentos como Casanare, es la mayor generadora de recursos. Y por ende de progreso. Muy a pesar de lo que se roban los bandidos, dice el DANE que del 85 al 2012 Casanare creció económicamente un 204%.

Lo grave está por venir. En el departamento la producción petrolera no pasa por su mejor momento. Va en declive. Y no se han vuelto a descubrir grandes yacimientos. Menos ahora con las tales consultas populares, que impulsada por politiqueros como vaca muerta quieren atravesarse en el desarrollo del país. Por lo tanto habrá muchísimo menos regalías para la educación, la salud, el agua potable, los alcantarillados, las viviendas dignas, el saneamiento básico, los servicios públicos, las carreteras, la electrificación, la gasificación.

Escalonadamente los ingresos de regalías empezaron a caer desde el 2012. A partir de 2015 entrarán apenas entre un 18% y un 23% del 100% que se recibía antes de la reforma. Sin regalías llegará el momento en que no habrá un solo peso para restaurantes y transportes escolares, madres cabeza de familia, mujeres embarazadas, discapacitados, desplazados por la violencia, hogares infantiles, negros, indígenas. Y para asuntos más pueriles como los coleos y las fiestas de pueblo, a los que las, petroleras también apoyan.

Cuando llegue la sequía petrolera en toda su magnitud, aquellos que en público atacan a las petroleras pero en privado firman jugosos convenios, consultorías, contratos y pautas publicitarias, callarán sus bocotas. Sobre todo los gobernantes ineptos, politiqueros, “líderes comunales” y periodistas menesterosos. Ya hicieron lo suyo. Para ellos el resto vale huevo. Digo yo.


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