Por Oscar Medina Gómez **
En columna reciente fijé mi opinión sobre aquell@s que muy seguramente aspirarán a la gobernación de Casanare, en las elecciones de octubre de 2015. Y advertí que lo propio haría con los que sueñan en ser alcaldes de Yopal.
Estoy acostumbrado a las muchas reacciones que en la opinión pública generan mis columnas. Insultos, aplausos, indiferencia. De todo llega diariamente a mis cuentas de Twitter, Gmail y otras. Soy ángel y demonio. Lo clave aquí es que el debate, la controversia están en constante movimiento.
Antes de meterle el diente al tema de alcaldes, precisamente debo señalar que entre nosotros cohabitan dictadorzuelos de turno a quienes les molesta hasta el infinito lo que escribo. Amenazan, piden cortar cabezas de periodistas y rectoras de universidades, bufonean, calumnian, se inflan, echan babasa. Creen que su ombligo es la mitad del mundo. Piensan de forma ignorante que son intocables. Pero se olvidan que el poder de un cargo público es pasajero. Ilusorio.
A Luis Eduardo Castro, Jefe de Planeación Departamental, no le gustó que su nombre fuera incluido como uno de los que quiere ser gobernador. Y menos que le recordara que es un sujeto al que sus ínfulas de grandeza y prepotencia le generan un monumental rechazo, repulsión y fastidio popular. Tanto así que ha perdido casi todos sus intentos de coronar cargos públicos de elección popular. La gente lo mastica. Pero no lo traga. Castro: por su salud mental y física, le aconsejo que deje su furia demoniaca. Punto.
A la alcaldía de Yopal se lanzará Alexander Cortés Medina, Gerente del Instituto de Desarrollo Urbano de Yopal, IDURY. Es de las contadas caras para mostrar de la administración que encabeza Wilman Celemín. Los resultados al frente del Instituto son visibles: bares, discotecas y bailaderos más organizados. Parques con bancas, postes, señalización y zonas verdes bien mantenidos. Igual pasa con los separadores de las avenidas.
Sin embargo seguimos esperando que Cortés entregue respuestas claras sobre proyectos como el de la continuidad del Plan centro –que con algarabía anunció diciendo que se intervendría radicalmente la calle 9- y proyectos de vivienda social como Torres del Silencio, del Cubarro y Villa Sandra. Hable ya.
Felipe “pipe” Becerra, hoy flamante diputado, también quiere ser el amo y señor en el Palacio de la Herradura. Antes de la Asamblea jamás había ocupado cargos públicos por voto ciudadano. Sus credenciales y resultados como servidor público por lo tanto son nulos. Es un prospecto joven, que está aprendiendo, moldeando su carrera política. Ser candidato a la alcaldía le servirá para madurar más y mejor.
Ahora, mucho de su futuro en el intrincado mundo de la política, dependerá de su comportamiento como diputado. El sabe que eso que llaman Asamblea departamental es un desprestigiado lugar –como los Concejos- al que la gente del común tilda de guarida de politiqueros, que bailan al son de las notas de sus motivaciones e intereses económicos. Una Cueva de Rolando, donde a los “honorables” les importa todo menos el bienestar del pueblo.
Otro que anhela, se desvela y babea con ser alcalde de Yopal es el actual concejal Nelson Figueroa. Un personaje de extracción humilde –como Nelson Mariño- que a punta de populismo y asistencialismo barato y dañino para la gente, ha venido escalando en sus intenciones. Pero es que a la gente lo que le gusta es eso: que le regalen cemento, bloques, varillas, medicinas, bazares, almuerzos comunales, medicamentos, lotes de tierra. Migajas que envilecen. De las capacidades y conocimientos en la administración pública que tengan los gobernantes, para abrir caminos de progreso, poco le importa al vulgo.
Igualmente está Leonardo Puentes. Este concejal sobresale por sus serios y ponderados análisis, debates e intervenciones que hace al interior del Concejo de Yopal. Claro que muchas veces pela el cobre. Por todo deja ver sus posturas contestatarias contra el alcalde Celemín, de quien ninguna de sus ejecutorias le parece notable y benéfica para la ciudad. Es como si se le hubiera rayado el disco en la letra de “criticar, criticar, criticar”.
Y está Arsenio Sandoval, que perdió por miles de votos su primer intento por ser alcalde, justamente contra Wilman Celemín. Como lorito mojado habla y repite en exceso su discurso contra el alcalde y su fracasada solución de la Planta de Agua Potable. Es monotemático. Para él no hay asuntos apremiantes en seguridad ciudadana, movilidad, generación de empleo, salud oportuna, educación de calidad, vivienda social. A un año de las elecciones no presenta propuestas atractivas, como para voltear la mirada hacia él.
Seguramente saltarán a la pista otr@s. Pero estos que reseño -con más defectos y sombras políticas que aciertos para el progreso de la gente- quieren comer alcaldía- Digo yo.
**Periodista