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Todo bien, todo bien…

Todo bien, todo bien…
Por Oscar Medina Gómez*

Como la Patria entera, estoy de lleno pegado a las hazañas futbolísticas de la Selección Colombia. Con el corazón en la boca al ver el talento de James Rodríguez y su banda, en la Copa Mundo de Brasil. Gozando sus golazos y juego bonito, que nos tienen en cuartos de final. Y al país es un desborde incontenible de alegría.

Pero saco tiempo para exponer mi pensamiento sobre lo que está pasando en materia de seguridad y orden público en Casanare.

Sumado a la incorregible inseguridad cotidiana que vivimos en nuestras calles y viviendas, ha vuelto la zozobra a Casanare. Esta vez no por cuenta de l@s corrupt@s -quienes siempre están ahí causando daño y atraso- sino de los grupos terroristas que se hacen llamar Ejército de Liberación Nacional, ELN y FARC.

Hace unos días apenas, los ciudadanos supimos de la quema de varios vehículos pesados. 2 tracto-camiones que transportaban crudo de petróleo y un furgón comercial en la vía Aguazul-Pajarito. Y otra tractomula incinerada en la vereda San Pablo en Montañas del Totumo, Paz de Ariporo.

Cerca de la sede del Gaula de la Ponal, en pleno casco urbano de Yopal, explotó un artefacto que causó destrozos en ventanales de numerosas viviendas del barrio María Paz, en la calle 35 con carrera 23. Simultáneamente, en Aguazul explotaban varios petardos, que diseminaron propaganda alusiva a los 50 años del ELN.

Serísimos son las informaciones que hablan de cómo se mueven con facilidad asombrosa los criminales elenos en el corredor El Morro-Marroquín - Labranzagrande - Pisba. Van y vienen a sus anchas sin temor alguno a las autoridades. ¡La autoridad son ellos!

En el corregimiento de El Morro -a 15 minutos de Yopal- se los ve como cualquier parroquiano de bien. Tomando cerveza o hablando en cualquier esquina.

Su presión y exigencias ya se han sentido, al punto de saberse de la notable influencia que tienen en los miembros de las Juntas de Acción Comunal de la zona.

El comentario general es que no se firma un papel entre estos dirigentes y las compañías petroleras, si los subversivos no lo autorizan o rechazan. ¿Dónde está la autoridad legalmente constituida que usted representa, señor Domingo Conde Rueda, Secretario de Gobierno de Yopal?

Y ni qué decir de los permanentes atentados con cilindros bomba, secuestros y extorsiones en Arauca, Tolima, Cauca, Huila, Putumayo, Norte de Santander que siguen matando colombianos del común. Gente cuyo único delito en la vida es salir diariamente a rebuscarse el pan para sus hijos. Pero que por decisión de los criminales narcotraficantes que ahora Santos quiere premiar con impunidad y curules fijas en el Congreso, sus vidas fueron cegadas.

Ante la arremetida de los terroristas -que con el triunfo santista y su impune proceso de paz se sienten ahora más envalentonados- lo que causa total desconcierto es que las fuerzas militares y de policía dicen que todo está bajo control.

Se volvió rutinario escuchar las declaraciones radiales del coronel Gerardo Melo Barrera, Comandante de la Decimosexta Brigada con sede en Casanare. Lo mismo las de la Coronel Lucía Vanegas, Tarazona, recién llegada a la comandancia de la Ponal en el departamento. Declaraciones aupadas por Juan Carlos Pinzón, Ministro de Defensa, quien hace un par de semanas estuvo en Yopal y dijo que “todo bien, todo bien”.

“Tenemos controlado todo el territorio, todos los rincones de la geografía casanareña. Tanto en zonas rurales como urbanas” dicen con desparpajo y sin inmutarse. Pero -lo sabemos todos- la realidad es otra.

Con todo y la inseguridad que los cacos y ladrones tienen enquistada en el departamento -esa, la de los apartamenteros, robos de ganado, boleteo, atracos callejeros y demás- el terror de los grupos alzados al margen de la ley estaba bien controlado en Casanare.

Pero con el ascenso de Santos al poder se desbordó. Cifras oficiales y no oficiales hablan de que en el cuatrienio presidencial que está por concluir, el accionar de los violentos creció entre un 21 y un 33 por ciento. Guarismos verdaderamente preocupantes.

Y el camarada Juan Manuel Santos cierra su boca ante lo que pasa en Casanare. Seguramente tiene mucha rabia por la aplastante y vergonzosa derrota electoral que en primera y segunda vuelta le propino Oscar Iván Zuluaga. Una goleada humillante, que el presidente no perdonará, no obstante haber logrado su reelección.

Los casanareños exigimos que las fuerzas del orden, representadas en el ejército y la policía, actúen de verdad. Que no mientan con sus declaraciones por los medios de comunicación. Que se amarren bien los pantalones y las faldas. Que utilicen el fuero y posesión legal de las armas que poseen, para defendernos de los terroristas. Que hagan respetar con valor y tenacidad eso de “velar por nuestra vida, honra y bienes”. Como está escrito en la Constitución. Digo yo.

*Periodista


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