Por: Oscar medina Gómez **
Hace más de 2 décadas vivo en Casanare. Como periodista he sido testigo y partícipe de los muchos procesos de cambio que ha tenido el departamento, sus municipios y sus gentes. No todos, claro, han prosperado o culminado como se pensaba. La mayoría de las veces por culpa de l@s corruptos, quienes reunidos en unas cuantas familias –como pasa en todo el país- siempre se han creído los dueños no solo del poder sino de los dineros públicos. Los amos y señores de la vida y de la muerte, como cual bandolero de fusil al cinto.
He interactuado en lo personal y lo profesional con la totalidad de gobernadores electos popularmente que han ostentado el cargo desde que así lo ordena la Constitución del 91. Lo mismo con quienes los han reemplazado por culpa de las bellaquerías contra el pueblo. Con decenas de alcaldes también me he sentado a conversar y debatiré sobre sus comunidades y el avance de sus iniciativas de gobierno. Casi todos, por conveniencia, me llaman “su amigo”. No es así. Ell@s saben que soy una filosa y dolorosa piedra en sus zapatos. Si pudieran hacerlo sin dejar huellas, ya me hubieran sacado del camino.
Los últimos 12 años los he dedicado a escribir columnas de opinión, en las que –adivinen- el tema recurrente se llama corrupción. Varias demandas por “injuria y calumnia” han caído amenazantes contra mí. Dicen l@s demandantes que es inaceptable que un periodista ponga en tela de juicio su “honestidad intachable” con lo público. Todas las han perdido esos héroes y heroínas nauseabundos, a quienes el pueblo elije imbécilmente, movido por unas tejas, unas varillas de hierro y unos bultos de cemento. Bueno, a veces por un pedazo de carne y unas botellas de cerveza. Debo aclarar.
Ahora voy a escribir sobre algo que está pasando en el preciso momento que usted está leyendo esto. Es justo hacerlo. Desde que a la gobernación de Casanare llegó un boyacense –pero más llanero que la costumbre campesina de andar descalzo- llamado Marco Tulio Ruiz Riaño, el aroma de la sopa podrida que siempre se cocinaba en el edificio gubernamental, empezó a oler mejor.
Aplicando un elemental sentido común de gobernar y hacer las cosas como manda la conciencia honrada, este señor ha logrado en menos de 2 años darle un vuelco total a la percepción y confianza ciudadana en sus gobernantes. Enconados y venenosos contradictores politiqueros le dicen que aún no tiene obras concretas para mostrar. Marco Tulio, con su ignota paciencia y mirada tranquila, sabe que en unos cuantos meses no va a parar de inaugurar y entregar miles de viviendas para los más necesitados, cientos de kilómetros de vías pavimentadas, amplias regiones rurales y centenares de familias con gas domiciliario, un hospital de Yopal de tercer nivel funcionando a toda marcha y muchos municipios con sus centros de salud en perfectas condiciones de infraestructura y dotados con equipos modernos.
Y no es que Marco Tulio sea un santo. Un dechado de virtudes. No. Tiene y comete errores. Hay bandid@s en su gabinete. Pero es un hombre que se deja hablar y sabe escuchar. Que como empresario sabe que en la vida hay que tener una dosis de eso que llaman arriesgar. Caminar sobre los huevos procurando romper la menor cantidad.
Así ocurrió con la Orquesta Filarmónica de Bogotá y el fantástico concierto que ofreció ante 16 mil personas, congregadas en el Estadio Santiago de las Atalayas de Yopal, el pasado 01 de noviembre. Desde que se lo propuse en marzo de este año, inmediatamente le “echo cabeza”. Y lo pusimos a andar. Su preocupación era cómo financiar una propuesta de tal magnitud, que obligaba a movilizar, hospedar, alimentar y cuidar a un centenar de músicos desde Bogotá a Yopal, con todo y su instrumental. A montar un escenario faraónico y acondicionar un estadio como jamás se había hecho en la historia de Casanare.
Y se hizo. La plata para brindarles a los casanareños el mejor espectáculo cultural y musical de que se tenga noticia en el departamento, estaba en las arcas de la industria petrolera. Una industria que, con todo y el impacto que haya causado a Casanare, es innegable que ha sido el motor del vertiginoso desarrollo de la región en las últimas 3 décadas. Una industria la mayoría de las veces satanizada por los intereses monetarios y politiqueros de muchos “líderes” urbanos y veredales, que están acostumbrados a extorsionar a las compañías petroleras disfrazados de dirigentes.
Para bien de Casanare el concierto de la OFB marcó un punto de inflexión. Una puerta que se abrió a los grandes espectáculos formadores de ciudadanía. Fortalecedores de convivencia. No más recordar que superando diferencias personales e ideológicas, en el estadio estaba toda la clase dirigente, política, empresarial, estudiantil, obrera, trabajadora, deportiva, cultural y social del departamento. Tod@s en sana comunión, contagiad@s por la magia de la buena música.
Y de nuevo la terquedad positiva de Marco Tulio se anota otro hit al promover y lograr la publicación de una revista SEMANA dedicada enteramente a destacar las fortalezas socioeconómicas de Casanare, en todos los renglones: minero, agrícola, pecuario, industrial, turístico, medioambiental y demás. Una revista impresa y electrónica que llegará a más de medio millón de colombianos. Y que cuando un empresario con ganas de invertir la lea, con seguridad no dejará de preguntarse ¿Y por qué no Casanare?
La noche del lanzamiento de “Casanare: donde se enlazan dos mundos” Marco Tulio expresó una frase contundente: “El desarrollo nos cabe a todos. Y nos obliga a todos: gobernantes, comunidad, industria petrolera, industriales, comerciantes, agricultores. Solo es ponernos de acuerdo y echar pa´lante”.
Yo le empujo más la frase: siga por ese camino Marco Tulio. Sea más terco y arriesgado. Pero con el claro sentido común que usted tiene, de hacer las cosas bien.
Buscando siempre el beneficio de miles de personas que han aprendido a respetar y valorar el cargo de gobernador. Así sus enemigos políticos se sigan tratando de morder los codos de la bronca. Digo yo.
**Periodista – Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública Pontificia Universidad Javeriana
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