Por Pablo Antonio Cruz Ortega*
Sin lugar a duda algunos pocos nativos del llano y muchos forasteros que han logrado trabajar en las petroleras que invadieron las sabanas, el pie de monte, los campos y las ciudades de la Región Orinoquia han tenido un impacto negativo y desfavorable hablando socialmente. Hay que reconocer que muchas familias se han beneficiado económicamente, pues sabemos que allí los sueldos son buenos y generosos, solo que estas oportunidades laborales han sido para una ínfima parte de la población, la que ha tenido ese privilegio y una gran mayoría nos hemos quedado “mallando” o esperando una solución para satisfacer nuestras necesidades básicas insatisfechas, ya que las oportunidades han sido para muy pocos llaneros.
Algunos de nuestros familiares o amigos ingresaron a trabajar esas compañías por virtudes y méritos profesionales, otros hasta por suerte y muchas veces como sucedió en Casanare y Arauca, hubo quienes se acomodaron gracias a la influencia y el control que ejercían algunos actores armados y politiqueros de turno, acomodando laboralmente y sin ninguna ética a quien mejor les pareciera y les conviniera.
El factor negativo y es el eje central de este artículo, es que los campesinos y nativos que han vivido en ese medio industrializado y capitalista, han hecho su riqueza económica y practicando derroche sin piedad evidenciado con carros finos, helicópteros, viajes al extranjero, haciendas lujosas y comiendo ricos manjares.
Lamentablemente estas personas no son concientes que les puede pasar algo similar a lo de una conocida campesinita que un día se fue de la vereda para la ciudad a trabajar de “coima” en la casa de unos viejos ricos, pero que varios años después, por cualquier motivo, se vio obligada a regresar a la vereda y llego mirando mal a los suyos, considerándolos ridículos y despreciando su recibimiento, causando su propio rechazo social y desprecio por parte de la comunidad que la vio crecer.
“El Criollo” que se petroliza y que cambia sus raíces llaneras y campesinas se delata cuando NO quiere “trabajar llano” o que cuando le ofrecen un módico jornal que paga el dueño de finca o hato lo desprecia diciendo: “que te pasa loco, en la compañía me ganaba $100.000 pesos diarios”.
Créame familia, ese Llanero extraña las riquezas del medio ambiente y la familiaridad con el llano y sus costumbres, pero ese “Criollo” cuando decidió prestar sus servicios a la compañía petrolera cambio radicalmente su modo de pensar y su esencia como llanero se perdió por completo.
En ese momento esa persona industrializada no se preocupa para nada relacionado con el Llano y mucho menos es capaz de defender la llanura si ve que una petrolera impacta con la sísmica o fracking la fauna y flora silvestre. Por ese comportamiento se vuelve cómplice de las muertes de nuestras riquezas naturales, producto de la acción depredadora de la locomotora mineroenergetica no le duele ver como las especies variadas de fauna cambian su habitad por el ruido de los taladros, dinamita, carrotanques y motores las 24 horas del día, sea invierno o verano. Es un desalmado.
Es triste ver como tampoco les interesa saber si los dueños de esas multinacionales contratan mercenarios para aplastar y ultrajar los derechos al que se le atraviese, como el caso de los líderes sindicales y ambientalistas que han sido asesinados injustamente por defender los intereses comunitarios y el medio ambiente.
Pareciera que algunos de estos personajes que ahora hacen parte de la hecatombe ambiental que vivimos en los llanos Orientales de Colombia, el corazón y la mente se le entenebreció y la mente se les nublo de ansia de poder y de tener, desprestigiando por completo el significado de lo que es ser un Llanero Nato y Autentico.
Para ese tema del que nadie habla ni tampoco se evidencia en estos tiempos de crisis petrolera por nuestra región llanera, se propone formular políticas para que se contemple la resocialización por mal comportamiento de estas personas, que son del llano y que han sido influenciados por el petróleo y los “guates” oportunistas que han visto al llano con ojos capitalistas. Con el objetivo de evitar que no caigan sumergidos ante la indiferencia ambiental y en especial para que respeten y valoren las costumbres ancestrales heredadas por los llaneros auténticos. “Ahí fue donde la marrana torció el rabo”.
* Ambientalista y Líder Social, Paz de Ariporo.