Editorial de eltiempo.com

Tal vez no fue gratuito que justo un 28 de diciembre se conociera que el juez primero penal del circuito de Yopal revocó la detención domiciliaria del alcalde electo de esta ciudad, Jhon Jairo Torres, ‘Jhon Calzones’. Esta decisión puede facilitarle a Torres alcanzar su objetivo de tomar posesión del cargo –portando, eso sí, un brazalete electrónico–, no obstante la investigación en su contra por urbanización ilegal, en el marco de la cual ya se allanó a cargos.

Ante la inminencia de una condena en su contra, lo sensato en este caso hubiese sido que Torres diera un paso al costado. Poco o ningún bien le hace a la capital del Casanare esta situación de incertidumbre, en la que todo apunta a que el actual mandatario electo no será quien entregue el cargo a quienquiera que resulte elegido para el período 2020-2024.

Pero no hay duda, por desgracia, de que estamos ante un nuevo episodio en el que la sensatez, a través de la cual se llega a la prevalencia del interés general sobre el particular, brilla por su ausencia.

Así, hoy tenemos a ‘Jhon Calzones’ librando una pugna –tal vez dentro de la ley, pero muy lejos de los cánones de la moral– para lograr tomar posesión de un cargo que ocupará de manera efímera. Habrá que ver ahora si consigue su objetivo. Vale recordar, eso sí, que, al estar vigente la medida de aseguramiento que lo obligó a permanecer recluido en un hotel de su propiedad, el superintendente de Notariado y Registro, Jorge Enrique Vélez, envió una circular en la que solicita a los notarios del país no asistir a la posesión de alcaldes privados de la libertad.

En caso de que esto llegue a ocurrir, no resta sino hacer un llamado para que en el tiempo que ejerza como mandatario de los yopaleños lo haga sin que medie ningún afán producto de lo fugaz que será dicho ejercicio. Que haya, por ejemplo, un correcto manejo del presupuesto de la ciudad, que ronda los 300.000 millones de pesos. Los mismos que votaron por él deben encargarse de ejercer control ciudadano, pedirle que rinda cuentas. Y es que de toda esta penosa situación, ‘Calzones’ no es el único responsable.

editorial@eltiempo.com