Por Oscar Medina Gómez*
Con carácter recio y sin el más mínimo asomo de arrepentimiento, públicamente le digo a mis decenas de miles de lectores que mi apuesta política para alcalde de Yopal fue derrotada. En la columna del día anterior a las elecciones del 26 de noviembre pedí el voto por Arcenio Sandoval. No obstante, la gente eligió a René Leonardo Puentes Vargas, del Partido Verde. De eso se trata la democracia. Es el mandato y la soberanía del pueblo para elegir, vigilar y controlar a sus gobernantes.
Viene un nuevo alcalde que buscará rescatar a Yopal de la incomparable crisis social, económica, gubernativa y de valores que padece. Por cuenta de la corrupción y el desgobierno, es la etapa más negra y caótica que atraviesa la capital desde que existe como parte de la estructura administrativa del país. Aunque apenas gobernará 2 años, el nuevo alcalde por lo menos debe dejar sentadas las bases para que empecemos a salir del fango.
Si realmente queremos que esto cambie, y no seguir estrepitosamente cayendo por el despeñadero, ahora toca estar vigilantes ante cada movida burocrática y de contratación. La corrupción es un monstruo, un cáncer de mil disfraces y colores. Fácilmente se puede camuflar de rojo, azul, amarrillo, arcoíris, blanco. Y, por supuesto, de verde.
Sería insultante para la ciudadanía que en adelante por los pasillos de la Alcaldía de Yopal veamos desfilar –altivos y humillantes- a personajes con apellidos Puentes, Vargas, Prieto, Pérez, Suarez, Moreno, Becerra, Silva, Zorro. Por ejemplo. Desafiantes y cobrando por ventanilla en nombre del alcalde. Contratando sin el menor asomo de vergüenza y respeto, a través de nombres y empresas tercerizadas. Si esto ocurre el alcalde estará al nivel de los bandidos y las mafias que lo han precedido. La corrupción y el clientelismo habrían, simplemente, cambiado de cartel.
Como muestra de su rectitud y ganas de hacer las cosas bien, públicamente Leonardo Puentes debe advertir que sus familiares y parientes cercanos, lo mismo que amigos políticos que lleven esos apellidos no serán ni su burocracia ni sus contratistas.
Sería magnífico que en sólo 2 años tengamos Malecón en el Cravo Sur, Terminal de Transportes, Centro Multiferial y de Eventos, Frigorífico Regional, Variante Terrestre. ¡Todos nos pondríamos verdes de la dicha! Pero la realidad financiera del municipio indica que esos sueños, por ahora, son eso: sueños. Promesas que sirvieron apenas para la contienda política. Ahora, si el alcalde logra cristalizar uno de ellos, debemos darnos por bien servidos. Por eso, Leonardo, dedíquese a uno. No quiera atender varios dioses al tiempo y quedarle mal a todos.
Es incuestionable que en Casanare y en Colombia a diario vemos que esos “megaproyectos”, esas obras faraónicas son perfectas para robarse la plata. Los dejan a medio hacer y desfinanciados. Se enriquecen, eso sí, los alcaldes, gobernadores y contratistas. Los elefantes blancos están por todo el territorio patrio.
La gente quiere es ver a Yopal sin huecos, las calles bien iluminadas, los parques y zonas verdes limpios, las basuras recogidas puntualmente, el agua potable llegando todos los días a los hogares, los centros de salud atendiendo a tiempo, con respeto y humanidad a la población, los niños de primaria y secundaria con alimentación y transporte escolar asegurado, los escuelas y colegios públicos con buenas sedes físicas y dotadas de los elementos de trabajo necesarios, secretarias, celadores, aseadoras contentos porque les pagan cumplidamente el sueldo, la policía cumpliendo su deber de protección ciudadana, la gente caminando por las calles a cualquier hora sin temor a ser robada o asesinada, los andenes sin motos ni carros invasores.
Alcalde: ¡son esas pequeñas cosas las que marcan la diferencia! 200 mil personas quedarían felices. Muy satisfechas con eso. Y, por encima de todo, con volver a recuperar la esperanza en un mejor mañana y creer de nuevo en nuestros gobernantes y las instituciones que representan. Así que no se preocupe mucho por lo que prometió para ganar. ¡Fresco!
En un video publicado antes de las elecciones, se veía a Leonardo Puentes y al senador Claudia López, abrazados y muy sonrientes. En él, el ahora alcalde decía sentirse muy honrado y orgulloso de ser su amigo personal. Me preocupa seriamente la intromisión que en el gobierno del alcalde tenga el “honorable” senador del Partido Verde.
Jamás he creído en sus destemplados y mentirosos cantos de sirena. No creo en la “lucha contra la corrupción” de alguien que posa políticamente de incorruptible, impoluto e inmaculado, cuando no lo es. De un sujeto que se autoproclama como luz y santidad política de la república. ¡No tiene autoridad moral para bufonear de intachable en cuanta emisora, periódico, espacio televisivo y foro se le presenta!
Claudia López es claramente un hábil encantador de serpientes. Un perfumado politiquero populista, que tiene en la mentira, la difamación, el insulto y la calumnia las armas para cautivar pendejos, engañar bobos y conseguir votos. Esa sucia estrategia la conocemos millones de colombianos. Por orden de los jueces, en lo que va del año el “honorable senador” ha tenido que retractarse 4 veces de las bellaquerías que de su boca han salido, intentando enlodar y mancillar el nombre y la honra de ciudadanos públicos.
Por eso digo que Claudia López no es honesto. Sus actos no son consecuentes con lo que pregona. El cree que la honestidad está hecha de retazos. ¡No! La honestidad tiene que ser integral. De pies a cabeza. De ahí que ¡No solo hay que parecerlo: hay que serlo!
Por esto, y el amplio menú de apellidos que mencioné, me intranquiliza entonces el color que pueda tomar ahora la corrupción en Yopal. El verde es una posibilidad. Digo yo.
*Periodista
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