Por Oscar Medina Gómez
Por gracia de lo que llaman circunscripción nacional, un aspirante al Senado de la República puede hacer campaña en cualquier lugar del país. Así está normado en nuestro pérfido sistema electoral. Por eso a Casanare están llegando toda suerte de bichos raros y falsos mesías prometiendo el cielo y el infierno a quienes les voten en las elecciones congresionales del 11 de marzo entrante. Vienen del Meta, Boyacá, Antioquia, Santander, Cundinamarca…
Esos bichos lo saben: aparte de embolsillarse los 33 millones de pesos mensuales que descaradamente roban a los colombianos por hacer nada (son 33 millones, considerando prebendas como tiquetes aéreos, camionetas blindadas, tarjetas de crédito, hoteles, restaurantes, viajes al exterior, placeres sexuales, etc.) ser “honorable” les abre las puertas del poder y la gloria al maravilloso mundo de la contratación estatal en sus regiones. Y de manejar la burocracia a su antojo. En connivencia, desde luego, con gobernadores y alcaldes.
Vaya y venga que los paridos, criados y actores sociales de una región, aspiren al senado. Así su trayectoria pública y gubernativa haya sido pálida, gelatinosa, promesera y mediocre. Ellos tienen, digamos, una especie de “derecho a piso”. Se lo han ganado por ser de la “tierrita”.
Es el caso de Jorge Prieto Riveros, actual senador de Alianza Verde, quien aspira a seguir mamando de la generosa y rellenita teta lechera del Congreso. Personaje que en más de 50 años de política y politiquería no ha logrado para el desarrollo de los casanareños y de la región algo formidable para su crecimiento y mejor calidad de vida. Algo de lo que miles digan y reconozcan sin titubear “eso se lo debemos a Jorge Prieto”.
No fue capaz de hacerlo ni como intendente, ni como gobernador, ni como senador. Que lo digan los ambientalistas (Prieto bufonea que es un “defensor acérrimo del agua”), el campesinado, las organizaciones sociales, los sindicatos y otros sectores en los que él se trepa, repta, vende y publicita como su abanderado y defensor. Prieto: el pueblo le hado la oportunidad varias veces. Y nada de nada. ¡Su tiempo terminó!
O el caso de Alexis Calvo, un exdiputado al que los medios de comunicación a veces le hacen eco, pero sólo para mofarse de su baja estatura. Con el disfraz de igualdad mediática y socializar sus proyectos políticos, soterradamente la prensa se mofa de su condición de enano. De su pequeña talla. De hecho, las pocas veces que se supo de él cuando estuvo en la Asamblea Departamental fue cuando alguno de sus colegas -por decir Felipe “pipe” Becerra- lo alzaba como a un bebé para que hiciera sus intervenciones. ¡En retumbantes carcajadas los presentes aplaudían ante el acto circense!
Pero lo protagonizado por un tal Eduardo José González Angulo, alias “el mono González” –un advenedizo y forastero politiquero del Cauca, frustrado candidato a la Cámara en 2010, que también sueña y babea con ser senador- es digno de los caraduras. De los insolentes. De los que por su actuar parece practican eso de que los votos se consiguen a costa de una clientela de imbéciles, miopes y borricos seguidores. A los que apenas se le da a cambio y deslumbra con lupas, imanes y trozos de hielo. Como lo hacían los gitanos con los macondianos en “Cien años de Soledad”.
En su actividad proselitista por todo el territorio nacional, el expresidente Álvaro Uribe Vélez estuvo hace poco en Yopal impulsando la candidatura al senado de Amanda Roció González, su candidata del Centro Democrático por la región llanera. En un acto público en el coliseo del barrio Los Progresos -al que nunca estuvo invitado el caucano “mono González”, sólo los candidatos casanareños de ese partido- al momento de hacer su intervención la candidata fue groseramente agredida de forma verbal por una comitiva de boicoteadoras. Pagas, obvio, para tal fin por “el mono González”.
Gritando “que lo dejen subir a la tarima” –pretensión que no fue aceptada por Uribe Vélez- y vociferando toda suerte de afrentas cuando ella intervenía, esto fue un sucio y bajo saboteo a la candidata Amanda Rocío por parte del “mono González” y su bandola de seguidoras a sueldo. Tanto que el mismo Uribe tuvo que llamarle la atención a la veintena de rabiosas mujeres que, disfrazadas con cachuchas naranja y camisetas blancas, silbaban e irrespetaban a los asistentes al acto político. Irrespetaban al pueblo casanareño.
“Mono González”: enfoque toda su capacidad politiquera para pescar votos en el Cauca. Donde fue parido. Ahora: si va a otras tierras, pues tenga cortesía y admiración por los locales. Sea amable, educado, gentil. No los insulte. No se aparezca con brigadas de injuriadoras en actos públicos donde no es invitado ni bienvenido Haga una campaña honesta y con gallardía. ¡Respete a Casanare y a los casanareños!
Por aquello de la circunscripción nacional –lo dije arriba- Osman Roa y Eva María Uribe son otros bichos que están cazando votos en Casanare. Quieren ser senadores con votos ajenos. Muy respetables y lo que sea –si es que lo son- pero también son groseros oportunistas electorales. ¿Quién los conoce? ¿De dónde salieron? ¿Han luchado por Casanare? ¿Los hemos visto sufriendo y trabajando por los casanareños? ¿Han pagado, siquiera, un almuerzo en Yopal? ¡No! ¡Claro que no! Vayan y pidan el voto en Boyacá y en Antioquia. Donde nacieron.
El asunto es de regionalismo puro. De hacer respetar a Casanare. De ahí que, insisto, el voto debe ser para la casanareña Amanda Rocío González. A Jorge Prieto el senado le quedó grande. Y Alexis Calvo no da la talla. Digo yo.
*Periodista
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