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De Frente - Un tal Carlos Rojas

De Frente - Un tal Carlos Rojas
Por Oscar Medina Gómez*

La elección de nueva Junta Directiva y Revisor Fiscal de la Cámara de Comercio de Casanare, poco o ningún interés genera entre los comerciantes y empresarios del departamento. Menos entre el ciudadano del común, de a pie. Ese que con o sin Cámara tiene que salir a ponerle la cara y el pecho al sol para llevar el sustento diario a su familia.

Es tal la apatía, pereza y rechazo por esas elecciones gremiales que en los municipios donde se realizan -Yopal, Aguazul, Villanueva, Monterrey, Maní y Trinidad- que poquísimos afiliados van y votan. Salvo, eso sí, los empresarios de las roscas de siempre llámense engativás, goenagas, arenas, albarracines y patiños.
La bronca con la Cámara de Comercio de Casanare es consecuencia de la pésima administración gerencial y resultados que ha tenido en varios años que lleva apoltronado allí el actual Presidente Ejecutivo, Carlos Rojas Arenas. Personajillo que de la noche a la mañana se endiosó, se encopetó a las alturas celestiales de los que creen tener sangre azul circulando por las venas.

Rojas dirá que sí se está ganando el sueldo millonario que le pagan los comerciantes y afiliados. Que no está calentando el puesto. Que ahí están los resultados. Como por ejemplo la nueva sede administrativa de la Cámara, junto al Centro Comercial Unicentro. Pero lo que no dirá es que a hoy los costos finales de ese edificio siguen envueltos en dudas. Dudas razonables que tienen los afiliados y los comerciantes. Se habla de que fueron 18 mil, 21 mil, 25 mil millones de pesos. Pocos lo saben con certeza. El presidente y los miembros de la Junta sí.

Uno de los deberes y obligaciones de Carlos Rojas es salir de frente ante la opinión pública y echar el cuento de las cuentas. A ver si le creen. No dedicarse a tanto coctel y vida social, sonriendo apenas para la foto y poniendo el dedo en el globo terráqueo a ver a qué país va a viajar esta vez, en sus acostumbradas e inútiles misiones comerciales que anualmente hace la Cámara.

Viajes que arrastran, desde luego, con un nutrido grupo de personajes de la Junta, quienes pasean de lo lindo, comen y beben, dizque haciendo negocios supe- importantes para los comerciantes casanareños.

Vaya y venga que de esos periplos mundiales se vieran resultados concretos. Porque lo cierto es que de los tales supernegocios nada se ha visto para bien del departamento. Lo que uno y miles vemos es que el marginalismo y el rebusque callejero de las ventas informales sigue creciendo. A la par, mensualmente pequeños y medianos negocios cierran sus puertas porque no hay ventas. No hay clientes con dinero en el bolsillo. Entiéndase entonces también, decenas de comerciantes se desafilian de la inepta Cámara de Comercio de Casanare, porque simplemente no les sirve para nada.

Es que a este organismo no lo ve uno en las calles poniéndole el pecho a la crisis, hablando con la gente, buscando salidas y soluciones. Preguntándole a los comerciantes por sus ventas, por sus preocupaciones, por lo que necesitan para seguir adelante y no tener que desaparecer.

Siempre lo he dicho sin temor a las demandas que Carlos Rojas Arenas me quiera emprender: la Cámara de Comercio de Casanare, bajo su tutela, ha sido un fiasco. Un fracaso. Un espectáculo de cohetes y fuegos artificiales. Una entidad al mando de una deidad terrenal –él se cree así- que va por ahí, sonriendo y silbando, mientras el rancho sigue ardiendo. Con sus afiliados adentro.

Digo yo.

*Periodista


La sección de OPINIÓN es un espacio generado por Editorialistas y no refleja o compromete el pensamiento, ni la opinión de www.prensalibrecasanare.com


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