Por María Izquierdo de Rodríguez*
Escribí y defendí al expresidente Duque muchas veces. Qué error. ¿Por qué? Como dice la canción: ¡No tiene alma ni tiene corazón! Lo buscaba ansiosamente, porque en campaña propusieron hacer escrituras a la gente de una invasión en Yopal, ya que la tierra era del Gobierno y podían legalizarla directamente.
¿Qué pude ver y señalar con desconsuelo en ese recorrido que hice? Mientras pedía y pedía que cumplieran lo prometido, y ayudaran a esa gente de La Bendición. Fue muy frustrante ver la reacción de quienes rodeaban al expresidente Duque. ¡!!!!!Crecidos, vanidosos, incompetentes ¡!!!!. No oían ni veían. Parecían los duendes de ‘Alicia en el país de las maravillas’. Vestidos de indiferencia y arrogancia sin fin. Se rodeó así el expresidente - para indignación y rabia de los colombianos que votamos por él - de unos ‘cancerberos’ y unas ‘cancerberas’ que le hicieron perder el amor de su pueblo.
La actitud de los ególatras que rodearon a Duque en el Palacio de Nariño se veía reflejada en los ministerios y las entidades que copiaban el desdén y el desorden -exceptuamos del Ministerio de Trabajo-. Pues la Casa de Nariño se tornó en un lugar en el cual poco se trabajaba. Dieron la orden de no atender llamadas, no contestar correspondencia ni permitir delegaciones, porque se cansaba la jefe de gabinete. La pétrea imagen de la vanidad y la pereza se paseaba parodiando la frase de García Márquez: “Sin ninguna esperanza, tendríamos que esperar otros cien años de soledad”.
El fracaso de Duque se ve cuando no pudo controlar los egos de su equipo; se alejó del pueblo que lo eligió. Me parece ver -como si fuera hoy- a los duques y las duquesas que lo eligieron, mendigando en la puerta de las reuniones y las visitas que hacía el presidente a las regiones. No atendían a nadie. Pisoteaban las fotografías que la gente que había votado por Duque llevaba para recordar la época de amor en elecciones, con su pueblo.
Cada vez que el Gobierno salía a otras ciudades y a otros pueblos, más rabia generaba por su distancia. No conocían a nadie. No respetaban a sus líderes. No miraba el hambre, las necesidades, las peticiones, la pobreza que no erradicó ni atendió. Todo se tornó en ira e indignación contra el expresidente, que olvidó a su pueblo.
Duque era bueno; su mirada era hermosa. Pero, su corazón cambió y la orgía del poder lo transformó en un presidente sin corazón para amar a su pueblo. Por esto, el país eligió a un nuevo presidente, que convenció a su pueblo dejando ver que sí tiene corazón para amarlo y respetarlo.!!!!!! Ya lo estamos viendo. ¡!!!!!
*Ex Congresista
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