Por Leonardo Puentes Vargas*
Sin lugar a dudas las dos asignaturas que se deben aprobar de manera sobresaliente y que le permitirán a Yopal dar el paso en firme para entrar a ese grupo de no más de 30 ciudades intermedias del país, entre los 200 y los 400 mil habitantes, son dos: 1. Resolver la actual crisis en el suministro de Agua Potable y 2. Trazar los planos para una ciudad moderna dentro de un Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que sepa incorporar los principios del urbanismo sostenible y moderno, respetar nuestras tradiciones y acervo cultural, y articular el desarrollo del campo, del sector turístico y de ese invitado “obligado” con el que llevamos conviviendo cerca de 30 años sin que hoy tengamos total claridad sobre lo que pueda aportar su permanencia en nuestro Yopal: el petróleo.
1. Agua Potable. Pilar fundamental para la calidad de vida de una población creciente.
Irónicamente, en medio de la abundante riqueza hídrica de nuestro municipio y de una disponibilidad de recursos al menos privilegiada frente a la mayoría de departamentos del país, hoy nos encontramos sumidos en una grave crisis en el suministro de agua potable para una población que crece a un ritmo acelerado y atípico comparado con el resto de Colombia. Han transcurrido cerca de 530 días después de los desafortunados (pero incontrovertiblemente anunciados) hechos en los cuales colapsó la Planta de Tratamiento de Agua Potable en la cual se concentró durante muchos años la inversión de la ciudad para un servicio básico invaluable, inaplazable; fundamental.
Hoy los cerca de 28 mil suscriptores de la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Yopal (EAAAY) continuamos asumiendo de manera inusitadamente pasiva el hecho que se interrumpa el servicio recurrentemente y por intervalos inciertos, determinados por el clima; “si hoy llueve, mañana no sabemos si habrá agua.
Así la actual administración de Yopal se empeñe en repetir por todos los medios que se trata de un problema “heredado” y a muchos nos haya quedado la sensación de que el único camino que se dejó trazado para salir del problema a finales del 2011 fue truncado por intereses particulares al calor de la transición de gobierno (con todos los reparos que se pueda tener frente a lo actuado por la administración saliente), hoy, después de un año y medio de “planes de contingencia”, “rutas de distribución”, tanques plásticos en las esquinas y parques de la ciudad, de hombros y brazos de amas de casa, trabajadores e incluso niños cansados de llevar y traer baldes para abastecer sus hogares de agua; hoy no se puede calificar esta crisis sino como un exabrupto inadmisible.
A punto de terminarse el primer año de una nueva administración que calificó de manera muy severa el proceder de su antecesora durante los siete meses que tuvo que afrontar la crisis, nos encontramos en un punto muerto de la discusión, sin siquiera haber iniciado el proceso de contratación de los estudios y diseños de un nuevo Sistema de Tratamiento y Potabilización de Agua para Yopal, con incertidumbre absoluta frente a la polémica determinación de invertir todos los recursos (cuantiosos por demás) y esfuerzos en la perforación de 4 pozos profundos sobre los cuales incluso se ha llegado a afirmar que pueden ser el sistema principal de abastecimiento para la ciudad; pero que hoy están en vilo.
Quienes nos empeñamos en recordar las dramáticas implicaciones que tiene esta crisis para la inmensa mayoría de hogares de Yopal, sobre todo los más vulnerables, tanto desde el sector público como desde los medios de comunicación, los empresarios y la ciudadanía en general estamos convencidos de que NO existe un asunto público de mayor trascendencia para Yopal que restablecer y proyectar el suministro de agua para la ciudad a la mayor brevedad!
No existe justificación válida para que después de tanto tiempo no se haya avanzado un solo paso con firmeza para resolver un problema que en tiempos de campaña sirvió incluso para ganar adeptos entusiasmados con una solución definitiva en menos de seis meses. La asignatura aún sigue pendiente, quienes postularon su nombre para administrar la ciudad tenían muy claro desde el primer momento que este sería el primer reto a afrontar y hoy el elegido no puede seguir escamoteando el tema con lamentaciones nostálgicas de lo que no fue en tiempos pasados. Yopal sin agua es una ciudad inviable.
2. POT – Oportunidad de evolución y desarrollo o prolongación de la espera por una Yopal moderna, incluyente y prospera.
Este es el segundo examen que tendrá que presentar la ciudad de Yopal en los meses que vienen y que podrá significar abrir una nueva senda de planificación responsable y seria o postergar el sueño que compartimos la gran mayoría de habitantes de la Yopal urbana, así como de la rural, de corregir errores del pasado y comenzar a construir una ciudad amable con el medio ambiente, moderna pero respetuosa de nuestra riqueza cultural y paisajística, atractiva para el turismo y la inversión pero por encima de cualquier cosa acogedora e incluyente para cada uno de los que la habitamos.
No son pocos los asuntos que habrá que pensar a fondo:
1.¿Es lógico proyectar una ampliación del perímetro urbano inmediata y de las proporciones que se pueden prever ante la pasividad de las autoridades urbanísticas y de planeación en materia de control de planes de loteo y “proyectos de vivienda” a distancias de hasta 12 kilómetros del actual perímetro urbano, cuando no hemos consolidado el uso de por lo menos un 35% del suelo urbano, ni resuelto problemas básicos de infraestructura y servicios públicos en lo que hemos crecido hasta hoy?,
2.¿hasta dónde es sostenible dicha ampliación con la actual problemática sanitaria que vivimos? No solamente me refiero al problema de abastecimiento de agua, que ha resultado hasta acá un obstáculo infranqueable para la ciudad, sino a la frontera sanitaria definida por la ubicación de la Planta de Tratamiento de Aguas Servidas o Residuales, que hoy no opera en condiciones óptimas y evidentemente (y por un asunto de simple gravedad) no podría atender la disposición de este tipo de aguas para amplios sectores que hoy están en la mira de “visionarios urbanizadores” que hacen de las suyas en medio de la incertidumbre sobre lo que serán las áreas de expansión de la ciudad.
3.¿cuál será el manejo que se le dará a otra de las “barreras naturales” demarcada por el Aeropuerto local, que hoy es objeto de una ambiciosa intervención que lo transformará en una terminal con capacidad para recibir en mejores condiciones a los más de 200 mil viajeros que hoy utilizan sus servicios al año?,
4.¿Qué va a pasar en la zona nororiental, en cercanías del río Cravo Sur, que fueran declaradas por estudios ordenados por el Ministerio del Medio Ambiente como zona de riesgo, con claras restricciones para la urbanización, y que en días pasados (y muy silenciosamente) y por decreto “dejaron de significar un peligro” para quienes allí decidan construir?
Y de estas preguntas se deriva una lista imposible de tratar en este espacio pero impostergables para nuestra capital: estudios serios de movilidad y trazado de vías perimetrales que descongestionen el centro de la ciudad; proyección de un sistema masivo de transporte digno, que ayude a soportar los desplazamientos de aquellos que “decidan” vivir en zonas distantes de las de servicios institucionales, comerciales, de salud, educación, etc.; la solución del déficit de vivienda de interés social de la ciudad de manera digna, controlada y verificando el cumplimiento de los requisitos legales y de urbanismo que signifiquen calidad de vida para sus habitantes y no marginalidad, hacinamiento e inseguridad, como algunos piensan que se resuelve el problema de vivienda de los más necesitados.
El tema rural bien merece un nuevo espacio para tratarlo con algo más de rigurosidad. La variable ambiental en medio de la realidad del paso de la locomotora minero energética, así como de la llegada de los “nuevos llaneros” y de la promesa del sector agroindustrial y turístico como pilares del crecimiento futuro de nuestra economía, no es un asunto que pueda abordarse en algunas líneas.
Seguimos a la espera de respuestas oficiales a interrogantes de tanta trascendencia. Convencidos, eso sí, de que es posible construir sobre lo construido, avanzar en términos de darle mejores posibilidades de vida y de bienestar a nuestros ciudadanos, siempre que se respete una premisa fundamental: los recursos públicos son sagrados, la transparencia en el manejo de la administración pública no es una opción, es una obligación.
Por ahora estas dos asignaturas… siguen pendientes.
*LEONARDO PUENTES VARGAS
Concejal de Yopal 2012 – 2015
Politólogo Universidad Nacional de Colombia
Especialista en Gestión Regional del Desarrollo Universidad de Los Andes
Empresario Casanareño