Por: Oscar Medina Gómez **
En esa rapiña vergonzosa por el poder y el dinero en que se ha convertido la gobernación de Casanare -no de ahora, sino de hace varios lustros, cuando el departamento empezó a recibir billones de pesos gracias a las regalías del petróleo- en estos días que corren de inestabilidad político-administrativa-gubernativa, es vario pinto el panorama que se empieza a ver y oler por todos los rincones.
Aunque formalmente el banderazo para la campaña electoral que decidirá el reemplazo del destituido e inhabilitado Nelson Mariño no ha empezado -a propósito, a Mariño el gobierno santista le nombró reemplazo mientras las elecciones: Julieta Gómez, una paisa del eje cafetero que en 2010 ya había ocupado ese cargo, en el gobierno de Raúl Flórez- es elemental que quienes tienen la intención -real o acomodaticia- de pelear el cargo, ya están echando discursos. Y, claro, conspirando. O me van a decir que las últimas semanas todos esos “prohombres” no se la han pasado reunidos aquí y allá -inquietos como gallinas culecas- tratando de sacarse del camino entre ellos mismos. Mintiendo y calumniando el uno contra el otro. Ejerciendo de maravilla la hipocresía política. En la que todos dicen ser amigos de todos. Pero, la verdad verdadera, es que todos quieren cortarle la cabeza a todos.
Esa sopa política sigue hirviendo. Pero el hervor clave, el cocinado que de punto para servirla a la mesa de votantes todavía no se ha dado. Mejor dicho, los candidatos definitivos no están listos. Se han escuchado los nombres de Jorge Prieto, Alirio Guzmán, Rodrigo Chaparro, Lilian Fernanda Salcedo, Marco Tulio Ruiz.
Todos estos -menos Ruiz- han participado en elecciones populares. Sin embargo en el curso de las próximas semanas es posible que la gente empiece a escuchar por las emisoras y leer en los periódicos los pergaminos de personajes aparentemente desconocidos para el grueso popular. Como Alirio Forero, Daniel Engativa y Juan Bernardo Serrano, por mentar unos cuantos.
¡Exacto! Usted entendió. Conozco de fuente seria que se está armando una propuesta de candidatizar a alguien que -como Marco Tulio Ruiz- jamás haya aspirado a cargos de elección popular. Que tenga un perfil de comerciante o empresario privado. Y, ante todo, que esté lo menos untado y metido en asuntos políticos de campañas pasadas. Umm…cosa casi imposible. Digo casi imposible porque esos tres personajes -Forero, Engativà y Serrano- han tenido que ver con campañas anteriores. En ese sentido, en Casanare todo el mundo está untado.
Obviamente el candidato a vencer es el ungido por el gobernador destituido. O sea Marco Tulio Ruiz. Y va a resultar difícil vencerlo. Cuenta con el arrastre popular de Mariño, a quien sectores muy de abajo quieren “vengar” en las urnas porque están convencidos de que les tumbaron un gobernante bueno y que ayudaba a los más necesitados. Mandatario que desde sus épocas de concejal y diputado empezó a cultivar, a su manera, una hoy cautiva clientela electoral que le es fiel incondicionalmente. Cultivo que maduró cuando fue alcalde de Yopal. Tanto que por eso fue gobernador. Junto con William Pérez uno de los más populares de la historia política casanareña.
Nelson es un hombre de extracción cien por ciento humilde, que una tras otra escaló posiciones de poder sin mayores complicaciones. Para miles es el vivo ejemplo de que los pobres también pueden vencer a los ricos y poderosos. Para otros es la muestra de que entregar dádivas traducidas en mercados, materiales de construcción, lotes sin servicios, dinero en efectivo, anchetas, fórmulas médicas, cupos escolares y universitarios, sisbenes nivel uno y un largo etcétera, es la clave para ganar.
De ahí entonces que Marco Tulio -que igual tiene un amplio respaldo entre las clases marginales por su manera de ser bonachona, repartidora y colaboradora- es un aspirante al que para ganarle se necesitará más que ganas. Repito: tiene pueblo. Y, para más temblor de sus opositores, dinero suficiente para costear una contienda relámpago de máximo 70 días. Que no se bajará de 4 o 6 mil millones de pesos.
Ahora, la clave para enfrentar a Marco Tulio con opción sensata de darle pelea, es la unión. Lo saben Prieto, Guzmán, Chaparro, Salcedo. Si se van abiertos, pues pierden todos. Eso está cantado. El problema es que ninguno de estos iluminados -que dicen ser los redentores del pueblo oprimido- da su brazo a torcer. I es aquí donde cobra fuerza la posibilidad de escoger un camino político alterno para competirle y encarar al contratista Ruiz.
Todos los posibles nuevos candidatos son exitosos empresarios privados. Han sabido ganarse el respeto y la admiración por su desempeño. Que yo sepa, ninguno se ha visto envuelto en líos de corrupción. Y menos de apoyo al paramilitarismo. Alirio Forero es socio fundador del supermercado El Metro. Juan Bernardo Serrano es propietario de Arroz Casanare. Y Daniel Engativà, dueño de Camel Ingeniería. Otro valor agregado es que por línea directa de sucesión política, igual ninguno de estos tres personajes es heredero político de las tradicionales cabezas y castas familiares políticas que han dominado a Casanare durante décadas. Cualquiera sería un rival digno y serio que le podría complicar las cuentas a Marco Tulio. Y, por ende, a Nelson Mariño.
Repasando a volandas la historia de gobernadores casanareños -titulares y encargados- encuentro los nombres de Emiro Sossa, Miguel Ángel Pérez, Jorge Prieto, William Pérez, Raúl Flórez, Nelson Mariño, Efrén Hernández, Eli Cala, Withman Porras, Julieta Gòmez, Aurelio Iragorri, Marta Gonfrier. Es una lista larga. Por sí sola habla de lo mucho que Casanare ha padecido por cuenta de la corrupción, las intrigas politiqueras y el bandolerismo paramilitar. Digo yo.
** Periodista - Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública Pontificia Universidad Javeriana