Por: Oscar Medina Gómez
El entrante domingo 16 de junio serán las elecciones en el departamento, según el decreto 778 del min interior. Antes de las 6 de la tarde los casanareños conoceremos el nombre del nuevo gobernador. El ungido ejercerá por el tiempo que le faltó al destituido e inhabilitado Nelson Ricardo Mariño Velandia. Es decir hasta la medianoche del 31 de diciembre de 2015. Mientras las elecciones y desde el 18 de abril está al mando un otro encargado: el coronel retirado de la policía Jerson Jair Castellanos, que a su vez reemplazó a la caldense Julieta Gómez. Ella en dos meses le amargó la vida a la clase dirigente, política y contratista. La señora dijo ¡alto! Aquí no se mueve un peso mientras yo esté. Esa era la orden que tenía. Y la cumplió a cabalidad. Bueno. Pero eso es pasado. Vamos al presente.
De los 4 candidatos en la pelea, ninguno tiene aval. Aunque todos están cabildeando y sobando chaqueta para obtenerlo, eso no será nada difícil. Sabemos bien que los partidos políticos en Colombia se convirtieron en algo así como un cartel de avales. Los indígenas avalan a los negros. Los liberales a los conservadores. Cambio radical a los verdes. Los del Mira a los del Pin. Los del Polo con todos los anteriores. Y viceversa. Es una recocha. Una desbordada orgía politiquera donde todos -excitados por comerse los recursos de sus regiones- se acuestan en la misma cama y se tapan con la misma cobija. Y rico. Todos felices.
Mal contados en los dos años y medio que ejercerá el nuevo gobernante, podrá manipular algo más de un billón de pesos de presupuesto. Eso es dinero. Mucho dinero. Cifra tentadora para cualquier ser humano. O si no ¿por qué los candidatos se empeñan, endeudan y hacen pactos con quien sea? ¿Por qué le meten a una campaña 4, 6, 10 mil millones de pesos, cuando en los cuatro años de mandato apenas reciben sueldos que no alcanzan los 650 millones (sin descontarle los impuestos de ley)? ¿Por amor al arte? ¿Por el pueblo necesitado? ¿Por amor a los casanareños? ¿Por la Patria? ¿Por filantropía? No nos crean tan tontines, imbéciles y subnormales. Lo hacen porque van a recuperar 20 veces más lo que invirtieron en campaña.
Todos prometen lo mismo. Nadie ha salido con algo impactante, novedoso, cierto, creíble. Que le haga a uno voltear la mirada y poner atención. Se les llenan sus bocotas de mentiras baboseando que acabarán la corrupción, generarán empleo, licitarán y contratarán con transparencia, le darán casa, carro y beca a los más pobres, pavimentarán todo el departamento, pondrán a funcionar a plenitud el hospital de la ignominia en Yopal, harán la planta de tratamiento de agua potable para Yopal en un año, brindarán seguridad y nos protegerán de los delincuentes, no serán nepotistas contratando a los hermanos, tíos, cuñados, amantes, reactivarán la producción agrícola, formarán futuros medallistas olímpicos…Discursillos perfectos, dignos de encantadores de serpientes.
Esto es lo que la tierra produce. Alirio Guzmán espera ser avalado por Cambio Radical. Jorge Prieto iría por el Partido Verde o por el liberal. Lo mismo Marco Tulio Ruiz, quien confía en la bendición del liberalismo. Si se lo niegan, se refugiará en Afrovides. Oswaldo Cáceres está mallando en el liberalismo, el conservatismo, las negritudes, los verdes, los indígenas, los polistas. El hombre sabe que el aval es lo de menos. Vale huevo. Total, Cáceres saldrá a decir antes de las elecciones que se le une a…bueno, cualquiera. Que declina su aspiración y ordena a sus seguidores votar por…Sí. Ese es el negocio socio.
Serán 8 semanas de ríos de dinero corriendo desbocados. Almuerzos, asados, refrigerios, orquestas, bazares, fiestas, lujuria, chicas prepago, parrandos, verbenas, cerveza, aguardiente, tejas, cemento, ladrillos, varilla, medicamentos, entierros con misa y todo, cupos estudiantiles, afiches, cuñas radiales, vallas, pendones, pasacalles, calcomanías, perifoneo, programas de radio pagados, sonido, tarimas, gasolina, camionetas lujosas, viajes en helicóptero, directorios. Toda una bonanza politiquera ¡Que viva la democracia!
Ahora. Por qué no soñar despierto. Cabe la posibilidad -así sea remota- que de esos cuatro prohombres uno nos dé la sorpresa y no se deje penetrar por el gusano de la corrupción. Quiero decir. Que cuando sea gobernador lleve la corrupción a sus justas proporciones. Como dijo el ex presidente Julio Cesar Turbay Ayala. Sin descaro y sin exceder su ambición. Y que ejecute proyectos y obras que le cambien la cara al departamento. Que piense realmente en el bienestar de la gente. De miles y miles de familias que siempre han recibido migajas, humillaciones y bofetadas del Estado.
Lo sé. Esto es pensar con el corazón. No con la razón. Los hechos nos demuestran que eso no ocurrirá. Quince gobernadores en 21 años, cuando deberían ser apenas siete. De estos la mayoría o fueron destituidos, o fueron a parar a la cárcel. O las dos cosas. Razón: torcidos, robos, desfalcos, atraco, asalto, despojo a los recursos públicos. Una vergüenza monumental. Que habla sin tapujos de lo mucho que nuestra clase política y dirigente anhela y trabaja por el bienestar y felicidad de nuestra gente casanareña. Y, ante todo, de lo mucho que nos hemos equivocado apoyando a bandidos sin ley. Digo yo.
** Periodista - Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública
Pontificia Universidad Javeriana