Por Oscar Mediana Gómez*

Que alguien sea homosexual, travesti, sodomita, cacorro, marica, afeminado, gay, LGBTI, y lo que quiera ser y hacer con su cuerpo no es reprochable.

Respeto esos comportamientos, siempre y cuando quienes los practiquen no afecten ni agredan mi persona ni a mi entorno familiar. En casi todo el mundo hoy día ese tipo de individuos –hombres y mujeres- gozan de derechos, libertades y protecciones constitucionales que les permite formar parte de la sociedad, sin temor a la rechifla, el castigo y el vituperio público.

En todos los campos la historia humana registra grandes y exitosos personajes que fueron y son homosexuales o lesbianas: filósofos, guerreros, reyes, industriales, científicos, reinas, políticos, poetas, cantantes, actrices, actores, deportistas, cineastas, periodistas, presentadores de Tv, escritores, inventores, pintores, escultores, músicos. Hoy, muchos forman parte de la gloria de las naciones.

Sócrates, Platón, Alejandro Magno, Davinci, Miguel Ángel, Newton, Tchaikovsky, Shakespeare, Oscar Wilde, Proust, Whitman, Truman Capote, Martina Navratilova, Frida Kahlo, Elton John, Walter Mercado, Juan Gabriel, Freddie Mercury, Ricky Martin, Pedro Almodóvar, Ellen Degeneres son algunos casos.. Incluso santos como Agustín -fundador de la iglesia católica- mojaba las sábanas con mancebos de su tiempo. Era cacorro. En Colombia, por ejemplo, tenemos a Fernando Vallejo, David Manzur, Gustavo Alvarez Gardeazabal y Alejandra Borrero, quienes salieron del closet hace años.

Así que –reitero- la intimidad sexual es un derecho individual e incuestionable. De ahí que lo que haga o deje de hacer con su vida íntima el señor Luis Eduardo Castro -Jefe de Planeación Departamental- es asunto de él. Ni me va ni me viene. Pero la manipulación que le dé a lo público, al erario, sí me importa. Simplemente porque son recursos para el bienestar de todos. No le pertenecen ni a él ni a gobernante alguno. Igual fiscalización merece su comportamiento –o el de cualquier otro servidor del Estado- con la ciudadanía y sus subalternos. Reseño apenas unos cuantos hechos que ensombrecen mucho más la imagen del que se hace llamar “sangre nueva pariente”. Individuo que como político siempre ha sido un perdedor.

Defendido a rabiar por Castro, desde abril pasado se venció un contrato suscrito el 26 de agosto de 2014 entre la gobernación de Casanare y ITS Soluciones Estratégicas SAS (¿habían escuchado tan pomposo nombre?) representada por Eduardo Enrique Botero Heron. Valor: la nada despreciable cifra de $1.294 millones de pesos. Objeto: determinar la viabilidad de contar en Casanare con una universidad pública. Por ejemplo a través de Unitrópico. Hoy, ni el contratista ni el locuaz Jefe de Planeación Departamental han dicho algo. Raro porque a Castro le encantan los micrófonos. Parlotea por cuanto aparato de esos le pongan en la boca.

Bueno. Dirían lo que la opinión pública sabe desde hace años: que hace más de 2 décadas el Ministerio de Educación Nacional no aprueba la creación de universidades públicas, entre otras razones por lo longeva crisis económica que afecta al sector y por los pésimos antecedentes que tiene el Estado como empresario, ya en la salud, la educación, la cultura, etc. Es que por esos caminos la corrupción se pasea sin ley.

Entonces ¿por qué Luis Eduardo Castro apadrinó que se destinarán más de 500 mil dólares en un estudio de perogrullo, a las claras nocivo para las “flacas” arcas de la gobernación? De esos dudosos estudios reposan por lo menos 5 en los anaqueles de la Administración Departamental, llenos de grasa y polvo. No sirvieron ni para atajar puertas. Sobre este asunto la “diligente” contralora Carmenza Motta es muda, ciega y sorda.

La salida de la rectora Sandra Patricia Rincón de Unitrópico -impulsada abiertamente por Castro en todas las emisoras- fue una evidente cacería contra una persona que no obedecía a sus intereses. Pareciera que a eso se prestó la Motta, quien sin tener una clara competencia ni funciones para ejercer control fiscal sobre la universidad, en una sospechosa “auditoria express” encontró responsable fiscal a la Rincón por 1.700 millones de pesos. Fue temporalmente nombrado Hernán Rivera y luego en propiedad Oriol Jiménez, de quienes se dice son fieles y sumisos servidores de Castro. Una desgracia que esa universidad esté convertida en fortín de politiqueros. No sobra anotar que Sandra Patricia Rincón y Claudia Figueredo -exsecretaria general de Unitrópico- tienen demandado a Castro por acoso laboral. ¿Será que es acosador el sujeto?

Ahora, en el escaso mes que Castro fue alcalde encargado de Yopal –el sueño rosa de su vida- también dejó varias perlas.

Una: en evidente afán politiquero -que hará mella a las desnutridas finanzas de la alcaldía- aprobó a los miembros de Sintrayopal un aumento salarial del 8% por los años 2015 al 2017. Al resto de funcionarios de planta sólo se les aumento el 6%. Una cachetada para decenas de personas.

Dos: dizque para adelantar reparaciones y mantenimientos por varios centenares de millones, entregó en comodato a los “honorables” concejales las instalaciones del Concejo. Eso es ilegal. No lo podía hacer porque esas oficinas pertenecen a una unidad y planta física llamada Alcaldía de Yopal. De hecho los concejos en Colombia carecen de personalidad jurídica propia.

Tres: también con fines politiqueros le metió la mano a un proyecto de pozos profundos para finqueros de Yopal, que ya estaba estructurado, escogiendo a dedo a nuevos beneficiarios. Algo realmente inaceptable.

Cuatro: alardeó con un mentiroso “plan de choque” de seguridad, que limpiaría la carrera 21 de travestis, maricas, putas, drogadictos, delincuentes. Yopal sería una Zurich. Falso: pasen por allí o por un parque de la ciudad a cualquier hora. Luego me cuentan.

Cinco: con aires de dictadorzuelo omnipotente, a funcionarios en general y contratistas de OPS y similares los encerró como jumentos en un coliseo para dictar las leyes de su efímero mandato. Ejemplo: él y sólo él tenía la potestad de decidir sobre la continuidad de los funcionarios de OPS y aprobar los informes antes de firmar el pago. El y solo él reinaría en el palacio.

Razón les asiste a los miles de ciudadanos que ven en Luis Eduardo Castro al clásico déspota que pisotea e irrespeta. Un personajillo que toda su vida ha vivido engañado, creyéndose gran líder político sin haber ganado nada. Un incómodo funcionario que el gobernador Marco Tulio Ruiz tiene que aguantarse, en razón a los pactos que en campaña se acuerdan. Recuerdo que hace unos meses Castró amenazó con renunciar. Pero cuando el gobernador se negó a apoyar su hipotética candidatura a la gobernación –dado el gigantesco rechazo y desprecio popular que tiene- don “sangre nueva” tuvo que recular. Prefirió quedarse en la zona de confort donde hoy habita.

Los dioses nos libren que por la vía del voto llegue a reinar de verdad un sujeto como Luis Eduardo Castro. Si habla, camina y come como cisne sin serlo ¿cómo fuera si lo es? Digo yo.

Ñapa: Aunque no se me ha notificado como manda la ley, por cuenta de un viejo y buen amigo me enteré que Luis Eduardo Castro ha interpuesto una tutela contra mí. Alega que mis opiniones en Twitter violan su derecho a la intimidad, la igualdad, el libre desarrollo de la personalidad, la honra y el buen nombre ¿…? Costumbre ésta la de los politiqueros de acusar y demandar a la prensa que se atreve a denunciarlos. Son ellos la verdadera desgracia y escoria de Casanare.

*Periodista

La sección de OPINIÓN es un espacio generado por Editorialistas y no refleja o compromete el pensamiento ni la opinión de www.prensalibrecasanare.com