Según el Estudio Nacional de consumo de sustancias psicoactivas en población escolar (2022), uno de cada cinco escolares en los grados séptimo a once, con edades entre 12 y 18 años ha usado un cigarrillo electrónico alguna vez en su vida. Adicionalmente, la edad promedio en la que los escolares inician el consumo de tabaco a través de estos dispositivos es a los 14 años, y para mayor alarma en la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (DANE, 2022) hay registros de niñas y niños que desde los 10 años actualmente usan cigarrillos electrónicos.
La industria del tabaco tiene una agresiva estrategia de márquetin dirigida a niñas, niños y adolescentes a través de mensajes llamativos, engañosos e invasivos, con colores y sabores. Con unos mecanismos de venta que facilitan el acceso para menores de 18 años, con lo cual están creando una nueva generación de personas con adicción, especialmente entre la infancia y la adolescencia.
El Ministerio de Salud y Protección Social se ha pronunciado, por un lado, frente a la nocividad de estos productos y por el otro, a la necesidad de regularlos, ya que mantienen la adicción química a la nicotina, la adicción social y la adicción psico-conductual, y resalta que el enfoque de daño reducido no es aplicable al consumo de tabaco, en tanto lo que se busca es que las personas no inicien este consumo, y cuando ya lo hacen puedan dejarlo .
En una medida sin precedentes, debido que en el país no existe una legislación para los cigarrillos electrónicos, la Superintendencia de Industria y Comercio multó a British American Tobacco Colombia, Lifetech y al Grupo DYI, por más de $1.496 millones, ya que los empaques, envases y la publicidad de estos productos no informan de manera clara que son nocivos para la salud e incluso, algunos de ellos no brindan información en español.
Las sociedades científicas también resaltan la preocupación frente al aumento en el consumo de cigarrillos electrónicos entre niñas, niños y adolescentes y los riesgos inmediatos para la salud respiratoria y cardiovascular, sino que también sugieren consecuencias a largo plazo en términos de adicción a la nicotina y sus efectos adversos y más aún sobre el daño que se ha descrito que es generado por otras sustancias, conocidas y no conocidas, que se suministran con los dispositivos de cigarrillos electrónicos .
Así mismo, subrayan la importancia de abordar este tema por medio de la implementación de medidas que permitan reducir su consumo concientizando al público sobre la toxicidad tanto para el consumidor como para quienes les rodean y el imperativo de prohibir uso de aromas, sabores, formas y colores que puedan atraer a los jóvenes.
Por último, se reitera la efectividad de las normas de control de tabaco, en un momento histórico en el que Colombia tiene un porcentaje menor de población consumidora de cigarrillo convencional , éxito que sirve de sustento para exigir del Estado colombiano no cualquier regulación, sino una que consista en: primero, la extensión de las medidas de control aplicables a los productos de tabaco, a los derivados, sucedáneos o imitadores de éstos; y segundo, que guarde conformidad con las recomendaciones formuladas por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, pues de lo contrario, pondría en peligro la salud pública de los colombianos.
Es por esto que, desde la sociedad civil, varias organizaciones incluidas Red PaPaz lanzaron una petición en línea, que ya cuenta con el apoyo de cerca de 15.000 personas, con el fin de exigirle al Congreso apruebe la #LeyVapeadoresRegulados y se reglamente:
Advertencias sanitarias de tamaño adecuado en los empaques de los cigarrillos electrónicos que informen sobre los efectos nocivos de su consumo
Prohibición de publicidad, promoción y patrocinio en todos los medios de comunicación
Controles estrictos para su comercialización
Espacios públicos libres de aerosol (abiertos y cerrados)
Para Blanca Llorente, directora de Investigación de la Fundación Anáas, las medidas de la ley de control de tabaco en Colombia han demostrado ser efectivas para reducir el consumo de nicotina en la población escolar y protegen a toda la población de los costos sociales. Estas medidas actúan de la misma manera sobre los factores que promueven el consumo de cigarrillos electrónicos.
Para Carolina Piñeros Ospina, directora ejecutiva de Red PaPaz cada día que pasa sin la regulación adecuada de los cigarrillos electrónicos condena a más niñas y niños a un futuro de enfermedad y de muerte prematura, apoyemos la #LeyVapeadoresRegulados acá.