Jóvenes mujeres venezolanas permanecen en el semáforo de la carrera 29 con calle 24 junto a sus hijos, como única forma de sustento en la capital casanareña.
Wilderly que no supera los 25 años, con cuatro hijos, desde hace siete meses que llegó a Yopal asiste a ese punto para rebuscar monedas que le permitan brindar alimentos a sus hijos.
La migrante señaló que es tratada como prostituta, como ladrona, pero que ella labora en el semáforo porque no tiene otra opción para rebuscar el alimento de sus cuatro pequeños.
Al lugar solo han acudido funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar dos veces, una a amenazarlos que si insistían con quedarse le iban a quitar a los niños y la segunda vez, luego de algunas presiones les llevaron bienestarina que les duro un par de días.
Paga una pieza que le vale 200 mil pesos, pero en ocasiones cuando no le alcanza debe dormir en la calle, le regalaron una estufa y cuando tiene suerte reúne para el almuerzo, en ocasiones pasan hambre.
Las mujeres limpian vidrios, pero a veces son agredidas, la gente ya no quiere a los "limpiavidrios” y son vistas como un foco de desorden en ese sector.