Por Nohora Tovar Rey*
Era muy difícil creerle a Juan Manuel Santos sus supuestas buenas intenciones una vez se conocieron los resultados del plebiscito, su llamado a la unidad del país e inclusión terminaron siendo lo predecible, una baja estrategia mientras se agazapaba para ganar tiempo e imponer con las Farc un nuevo acuerdo.
Escribió Jefferson Beltrán, uno de los pocos periodistas independientes que queda en Colombia: “Copiaron el modelo de maduro: pierde elecciones, reconoce resultados, pero en la práctica los desconoce y siendo perdedor actúa como ganador”.
Y no le falta verdad a sus palabras, Santos se la jugó por un plebiscito que nunca pensó perder, tenía todo, había comprado medios, usado el miedo como estrategia, había condicionado a los alcaldes y gobernadores del país para apoyar su iniciativa, tenía cargas de dinero, la mayoría de los partidos políticos –excepto el Centro Democrático- en función de aprobar los entuertos de La Habana que presentó de manera soberbia como “El mejor acuerdo posible”.
Pero pudo más la voluntad y dignidad de los Colombianos que nos manifestamos diciendo NO a la impunidad, a la imposición, a la ausencia de castigo, a la exaltación del delincuente, por tanto, y aun cuando nada nos obligaba, decidimos aportar propuestas con el fin de buscar una salida negociada pero con condiciones, nunca fue nuestra intención acabar la negociación, quedó demostrado.
Pero creerle a Santos es la peor de las inversiones, a su vanidad y egocentrismo nadie se les compara, nunca le interesó un pacto nacional que incluyera, solo le importa llegar a Noruega para exhibirse ante el mundo al momento de recibir su Nobel, tendrá su premio, pero no la paz ni la integración del país.
Santos nos cocinó el conejo en la cara, no le valieron resultados electorales de un ejercicio que el mismo propuso, sus socios de ocasión, las Farc, han llegado con las ínfulas producto del empoderamiento que les ha dado este Gobierno que a la final, será recordado por ignorar a más de medio país y por complacer ilimitadamente a quienes tanto daño le han hecho y le siguen haciendo a Colombia.
Como dijo el prestigioso abogado penalista Jaime Granados Peña, el lugar para firmar el acuerdo con las Farc, debería ser el corregimiento de “Conejo”.
Terminaré diciendo: Santos nos cocinó el conejo.
*Senadora de la República.