Por: Oscar Medina Gómez *

¿Cuánto puede costar un Centro o Complejo Ferial, Ganadero y de Especies Menores? ¿Cuánto un Frigorífico Regional de los Llanos? Miles de millones de pesos. Desde hace años el Comité Regional de Ganaderos de Yopal, el Consejo Regional Ganadero y otras organizaciones, siguen protestando, poniendo el grito en el cielo, metiendo baza, lloriqueando porque ningún gobernador y alcalde dizque les ha cumplido con la promesa de construir y poner a funcionar esos recintos. Tienen razón. Pero no del todo.

Antes de que apareciera la revolución de la industria petrolera, desde luego los ganaderos eran parte ya de un sector económico determinante para la economía departamental. Siempre ha sido así. Tanto que actualmente –con cerca de 2 millones de cabezas- el hato ganadero casanareño se ubica en tercer lugar a nivel nacional, superado sólo por Córdoba y Antioquia. Pero muy cerquita para ser el primero.

Nadie pone en duda que con 21 mil productores de ganado en pie –grandes, medianos y pequeños- 15 mil predios ganaderos y el 90 por ciento del total de su extensión y suelos aptos para la ganadería, Casanare es una potencia. Deben los ganaderos, eso sí, no tacañear esfuerzos y seguir avanzando en la capacitación, tecnificación y mejoramiento genético de los animales y optimización de los suelos.

Los reclamos de los ganaderos y miembros de esos Comités y Consejos tienen validez hasta cierto punto. Es de lógico y elemental sentido común deducir que en una inversión multimillonaria como la que ellos reclaman que haga el Estado, los ganaderos tienen que aportar si no la totalidad del dinero, por lo menos dos terceras partes o la mitad.

Así debe ser. Porque, finalmente, las pingües ganancias de ese negocio no van a ser para el Estado. Y menos se van a repartir entre los miles de pobres que hay en Yopal y Casanare. No señor. Van a ser para las familias ricas, dueñas de miles de hectáreas de tierras y miles de cabezas de ganado que hay en el departamento.

El Estado, por supuesto, como lo contempla la Ley, les dará a los ganaderos inversionistas concesiones, beneficios y amortizaciones especiales en temas tributarios y de impuestos, como forma de compensar su apuesta económica. Pero ¡No esperen que el Estado les haga el niño y se los bautice!

En medio de la discusión de todos estos años, por ejemplo, resulta que los ganaderos no han dicho, por ejemplo: “de los 30 o 50 mil millones que costarían esos proyectos nosotros ponemos la mitad”. ¡Ese sería otro cantar!

Al tiempo que sus autos blindados último modelo los esperan con un séquito de sirvientes, eso sí, los señores y señoras ganaderos, con wiski 18 años en mano y tabacos cubanos en la boca, y las señoras con sombreros floreados en la cabeza y pañolón al cuello, pontifican lanzando fuego y lava hirviente contra los gobernantes casanareños porque, alegan, les han hecho conejo.

En sus francachelas se carcajean porque, según ellos, van a seguir mamando de lo lindo de la generosa teta lechera del Estado. Para así continuar engordando no sólo su hato ganadero sino sus cuentas bancarias.

Paren ya, señores ganaderos, de culpar de incumplimiento a gobernantes como Efrén Hernández, Braulio Castelblanco, Nelson Mariño, Fernanda Salcedo, Wilman Celemin, Miguel Angel Pérez, William Pérez, Raúl Flórez, Marco Tulio Ruiz y ahora Alirio Barrera.

Es oportuno recordar que la Subasta Ganadera Casanare fue impulsada decididamente por el gobernador de entonces Jorge Prieto Riveros, por allá finalizando los 90s. Durante 16 años -pese a la multiplicidad de problemas que lamentablemente empañaron su imagen- más bien que mal SUBACASANE, sirvió de escenario para que semanalmente los ganaderos de la región vendieran su ganado en pie.

De hecho, en 2016 unos cuantos socios pudientes –entre ellos María Lucila Reyes y Roberto Valenzuela- se resistieron a desocupar las instalaciones de SUBACASANARE en la 21 con 30 de Yopal. Alegaban, entre muchas excusas, que desde comienzos del 2000 la Gobernación les había alquilado ese escenario y que ese arriendo estaba vigente. Arriendo, entre otras cosas, con un canon mensual que daba risa ¡500 mil pesos!

Al fin le devolvieron al municipio el predio, pero luego de duras protestas y denuncias, formuladas, entre otros, por pequeños pero arrojados ganaderos como Julio Cesar Rodríguez Sanabria.

El Centro o Complejo Ferial Ganadero y de Especies Menores, como el Frigorífico Regional de los Llanos son necesarios. Van a fortalecer mucho más la cadena o ciclo cárnico de la producción, la comercialización, la transformación y la distribución, posicionando el sector en el país. Racionalizarían y optimizarían en un solo lugar las plantas de sacrificio animal. Serviría para recibir grandes eventos nacionales e internacionales. Y muchos otros beneficios.

Pero, por estos días, cuando la danza de los petrodólares es ya un recuerdo en Casanare, toca volver a nuestros orígenes. Por eso, pongamos las cosas en claro. En blanco y negro. Que no en tonos grises. No se engañe más a la opinión pública. Los ganaderos tienen que meterse la mano al dril. Y bien hondo.
Digo yo.

*Periodista

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