Por Oscar Medina Gómez*
Lo que se vio y escuchó hace unos días en la Asamblea Departamental de Casanare, comprueba una vez más el enanismo mental, la pobreza intelectual, el raquitismo político de nuestros “honorables” diputados. Y, desde luego, hizo tremendamente evidente la materia, formación y contenido politiquero de que están hechos tan “ilustres” personajes.
Lo digo así, sin preámbulos, no porque Ronald Roa Castañeda – el Gerente del Hospital Regional de la Orinoquia, HORO- sea un santo inmaculado. ¡Es terrenal y no venusiano! ¡Con seguridad tiene sus pecados! Sino porque el expectante debate que le hicieron los diputados no pasó de ser un reguero de quejas, lloriqueos, lamentos, amenazas y recriminaciones vacías. Un coro de plañideras sin eco.
Acusaciones sin fundamento que por más de 8 horas le hicieron a Roa algunos personajes como York Cortés, José Barrera, Manuel Albarracín y Felipe Becerra. Esos sí de cuatro en conducta. Un botón de muestra: por el delito penal de estafa el “honorable” Albarracín hoy está empapelado ante la justicia colombiana. Fue el inventor del proyecto de vivienda fantasma “Torres de Palmarito”. Hace 5 años decenas de familias, cientos de personas le entregaron sus ahorros de muchos años dizque para tener un techo propio. El monto final se estima en cerca de 4.500 millones de pesos. ¡Hoy no hay un solo apartamento ni casa ni nada de ese proyecto! Y Albarracín tampoco ha respondido por esos multimillonarios recursos. ¡Se esfumaron!
Sin mostrar una sola prueba, caso concreto, nombre propio ni argumento creíble de sus acusaciones contra Roa, Barrera aullaba tildándolo de engreído, indisciplinado, prepotente e irrespetuoso. De levitar en vez de caminar. Presa de la ira pedía su renuncia, poniendo por delante “el bien de los casanareños”. Como si ser arrogante, jactancioso, presumido o de carácter fuera un delito. Produciría mucha bronca, eso sí, que el gerente fuera un petardo, inepto e incapaz en su desempeño gerencial.
En tono más elevado York Cortes -balbuceando que él no era un payaso y que era un “defensor de la comunidad”-, amenazó a Roa con una demanda ante las “autoridades pertinentes” porque, dice, hace 3 años el actual gerente del HORO fue escogido a dedo, sin cumplir con los requisitos de ley ni ser competente para el cargo. ¡Descubrió el agua tibia esta eminencia llamada York Cortés! Es obvio que en este país como en muchos otros, los altos cargos de dirección y mando, en cualquier área, se designan a dedo. Así el proceso esté disfrazado de concurso de méritos. Ahora bien, Cortés tendría que demostrar que este es el caso de Roa. Que el gerente falseó y mintió en su documentación. De lo contrario lo que dijo son babosadas.
Como movido por rencillas personales y con un tufillo de venganza, siguió con su retahíla de que Ronald Roa es un perseguidor y maltratador de los médicos, enfermeras, secretarias, personal administrativo y de servicios. Que paga sueldos miserables. Que contrata médicos venezolanos y cubanos a precio de huevo, quitándoles la posibilidad a profesionales casanareños. Que la gente trabaja presionada y con miedo a ser despedida. Que el ambiente es pesado y no hay paz laboral. Vuelvo y subrayo: ¡muestren las pruebas de sus acusaciones señores diputados!
Un detallito pasaron de agache los resentidos diputados, defensores de la honestidad en el manejo de lo público. Decir que la gestión de un gerente –en cualquier sector- se mide por resultados. Son los números los que hablan.
En pago de sueldos y honorarios a administrativos y profesionales, a la fecha el gerente del HORO va al día. Dentro de lo tolerable está que haya un atraso de una o dos semanas. Pero es que en tiempos del grandilocuente gerente araucano Edgar Dinas, esos retrasos salariales eran de meses. En cuanto al pago a contratistas y proveedores, son excepcionales los casos de deudas de varios meses de retraso. Los que hay es por causa, por ejemplo, de inconsistencias en la documentación presentada.
Con certificación expedida por un revisor fiscal autorizado, en 2017 el HORO tenía activos por 122 mil millones de pesos y en 2018 por 134 mil. Y en el mismo periodo el patrimonio pasó de 93 mil millones a 104 mil. Certificado por el Ministerio de Salud y Protección Social el hospital lleva dos años sin riesgo financiero. Y, de paso, el Ministerio en las evaluaciones nacionales que hace a los gerentes de este tipo de entidades, durante dos años consecutivos le ha dado al Ronal Roa una calificación de 4.25 sobre 5.00. Resultado histórico sin precedentes.
Tomen nota también que actualmente la facturación y el recaudo del HORO registran los niveles más altos desde que fue creado hace más de 70 años. Y hace unos meses el ministro Juan Pablo Uribe estuvo en la sede del HORO y se despachó en elogios por sus servicios, atención e infraestructura física.
En su gerencia Ronal Roa ha logrado que servicios que estaban tercerizados con empresarios privados, ahora los maneje directamente el hospital. Es decir, que la rentabilidad de los mismos quede en las arcas de la entidad. Esos servicios son, por ejemplo, la unidad de cuidados intermedios adultos, unidad de cuidados intermedios neonatal, unidad de cuidados básicos, los servicios de patología, cardiología, hemodinamia y auditoria.
Después de 10 años de estar enguacados y abandonados –por falta de gerencia, por negligencia o porque lo que sea- luego de una inversión necesaria de cerca de 4 mil millones de pesos para ponerlos a operar, hoy están al servicio de la comunidad el Resonador magnético y el TAC multicorte. La facturación de estos equipos entra directamente a las cuentas del HORO. En síntesis, son 23 nuevos servicios los que se han habilitado en los dos últimos años en el hospital.
Desde luego que el HORO tiene falencias. No siempre la atención a los usuarios es la debida, algunos médicos posan de semidioses, la consecución de citas con especialistas es complicada, pueden darse caso de muertes por negligencia en el servicio, a veces las filas son agotadoras. Y así. Pero esto ocurre hasta en los mejores hospitales del mundo. Estamos hablando de un hospital que diariamente atiende a decenas de personas, todas con sus angustias y urgencias individuales. Lo raro sería que no hubiera fallas.
Por sainetes destemplados como el que una vez más protagonizaron algunos “honorables” diputados en el debate a Ronal Roa, es que el pueblo no les cree y los fustiga con dureza. Por eso es que cada día están más desacreditados. Como los concejales. O, ¿se le puede creer a York Cortés cuando dice con voz de prócer que “…a mí no me eligieron para venir a la Asamblea a sentarme y calentar un puesto”? Digo yo.