Por Oscar Medina Gómez*
Montada en un mentiroso pedestal de transparencia, Claudia Nayibe López -candidato a la alcaldía de Bogotá en las elecciones del 27 de octubre entrante- se cree la dueña de la honestidad. Y la única con derecho y autoridad para utilizarla como efectista arma discursera. La López y los verdes son los únicos que no roban. Que tienen las manos limpias. Que son inmaculados. Que no tienen pecados ni escándalos. El resto de los mortales somos bandidos. Indeseables antisociales que pudren el país.
Olvida que en la mente de millones de colombianos siguen frescos sonados episodios protagonizados por miembros del Partido Alianza Verde. Un rápido repaso nos dice que en 2005 la misma Claudia Nayibe López fue investigada y condenada fiscalmente a pagar 104 millones de pesos, por detrimento patrimonial. Cuando fue directora de Acción Comunal Distrital en la primera alcaldía de Enrique Peñalosa, incurrió en sobrecostos en contratación.
Marcelo Torres -exalcalde de Magangué y “líder” social de izquierda de vieja data- también esta empapelado. En un hecho de corrupción superior a los mil millones de pesos -dinero destinado a niños de la primera infancia- hoy sigue en la cárcel a la espera de que se resuelva su caso. El exsenador y actual gobernador de Nariño Camilo Romero, sigue patinando jurídicamente por la contratación de 80 mil cajas de Aguardiente Nariño. Negociazo que favoreció a un familiar suyo.
Y que tal el caso de Sergio David Torres, excandidato al Concejo de Bogotá, estrecho amigo de Claudia Nayibe López y Angelica Lozano, su marido. Las fotos de los tres en redes sociales los revela felices de la vida. Torres afronta un caso de violación y pedofilia contra un niño bogotano. Dentro de las pruebas en su contra hay un video con explícito contenido sexual, donde se ve al “santo” verde en acción.
En Cartagena la red de corrupción del Partido Verde también ha hecho ochas y panochas. Por oscuros episodios -en la Alcaldía Distrital y en la Contraloría- en su momento fueron detenidos la concejala Angelica María Hodeg y Fabio Castellanos, excandidato a la alcaldía.
Este breve prontuario penal, jurídico de los “honorables verdes”, claramente habla de que una cosa es la carreta barata contra la corrupción que predica Claudia Nayibe López y otra, diametralmente opuesta, la realidad.
Realidad que necesariamente no tiene que estar amarrada a casos de corrupción de lo público. En el caso de Casanare, actualmente el Partido Verde es una espesa sopa donde sus integrantes manotean y patalean, en medio de un mar de intrigas y contradicciones, de pujas, insultos y amenazas en las que entre todos sus miembros “se tiran a matar”. Al tiempo, todos se hunden en su propia sopa.
El paso de Jorge Prieto Riveros, como Senador verde fue con muchísima pena y cero gloria. En cuatro años de “vida honorable” no fue capaz de sacar adelante una sola ley para beneficio de la región y del país. Sí: pudo haber presentado muchos proyectos de ley, y citado ministros a debates de control político. Pero a la hora de mostrar resultados ¡nada! Haciéndose llamar “senador del agua” fracasó incluso en el tema de la defensa del agua como derecho fundamental de los colombianos. Por su gelatinoso desempeño, en 2017 los casanareños lo castigaron en las urnas cuando intentó repetir curul verde.
Además de sus propios errores administrativos y la decepción que ha causado entre los yopaleños su labor, debido al incumplimiento de sus promesas electorales, al actual alcalde Leonardo Puentes le ha tocado enfrentar dos carcelazos que dejan muy mal parada la imagen del Partido Verde y la moral de sus militantes en el país. El primer carcelazo fue por su oposición a la corrupta CEIBA, creada por Jorge García Lizarazo, el alcalde encargado que reemplazo al destituido Willman Celemín. El segundo canazo se dio por desacatar la orden de un juez de la República, quien le mandó desalojar a los invasores ilegales del asentamiento humano Mi Nueva Esperanza.
La hecatombe de los verdes la empujan también los concejales Heyder Silva y Alexander García. Su propio partido los suspendió dos meses del cargo, por haber votado a favor de la moción de censura de los secretarios municipales de hacienda y de obras públicas del alcalde verde Puentes. En efecto, los dos funcionarios tuvieron que dejar el cargo. Aunque nadie lo prueba, el vientecillo que corre de boca en boca es que esta es la venganza del alcalde contra sus concejales verdes quienes, ante el incumplimiento del alcalde en los negocios pactados, decidieron moverles la silla a los secretarios.
La cereza en el derretido pastel de Alianza Verde es Felipe “pipe” Becerra. La candidatura a la alcaldía de Yopal del actual diputado está más embolatada que nunca. Primero, porque el titular Leonardo Puentes está seriamente desprestigiado. Segundo, porque si la exalcaldesa Lilian Fernanda Salcedo decide ser candidata por el liberalismo, pues se le atraviesa y lo para en seco. Le gana lejos a él y a quien le pongan. Tercero porque, sin titubeos, Felipe Becerra no sugiere nada interesante como para cautivar al pueblo a que le voten. Eso sí, “pipe” es un experto precandidato virtual, enviando besos, abrazos, girasoles, fotos y “likes” por Facebook y otras redes sociales.
Esta espesa -y hasta venenosa- sopa del Partido Alianza Verde en Casanare y en todo el país, es una alerta para que al momento de votar se tenga cuidado. Desconfiar de esos y esas embaucadoras que bufonean con la “lucha frontal contra la corrupción”. Más si son de color verde. Digo yo.
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