Por: Oscar Medina Gómez **
Se tuvo que tragar el sapo de perder las presidenciales con su actual jefe Juan Manuel Santos Calderón. No obstante su bronca, respira, camina, habla y manda como presidente. Está convencido que, como el señor del Ubérrimo, es un iluminado destinado a salvar la patria del azote infernal de los jinetes del apocalipsis. Por eso en una jugada electorera que aceptó pensando en su llegada al Palacio de Nariño en 2018, dejó el Ministerio del Interior. Hoy día como Ministro de Vivienda manipula más de 2 billones de pesos destinados a la construcción y entrega de Vivienda de Interés Público, VIP.
Sobre Germán Vargas Lleras están dirigidas las miradas de millones de colombianos -enemigos y amigos- por causa de la investigación que le abrió el procurador General Alejandro Ordoñez Maldonado. ¿La causa? Presunto concierto para delinquir agravado. Eventuales vínculos del político bogotano con grupos terroristas paramilitares, cuando era senador y aspiraba a la reelección en la campaña de 2002. Más exactamente con su tocayo Héctor Germán Buitrago, alias Martín Llanos, máximo comandante de las Autodefensas Unidas del Casanare. Este tsunami político que generó el santurrón procurador tiene temblando y tambaleando como gelatina la imagen del bravucón ministro.
Para los casanareños la pesadilla paraca que padece el ministro no es nada nueva. Hace años en el departamento el run run que circula de boca en boca como vientecillo sabanero desde Villanueva hasta Hato Corozal, es que Vargas Lleras sí está untado. Mejor dicho: que efectivamente se reunió varias veces con “Martín Llanos” -hoy detenido y a la espera de su juicio- gracias a los contactos y relaciones del entonces gobernador William Hernán Pérez Espinel, condenado por la Corte Suprema de Justicia a pagar una larga condena precisamente por sus relaciones con el paramilitar. Pérez Espinel y Vargas Lleras eran grandes amigos en ese entonces. Tanto que en una hipotética presidencia del ministro, el exgobernador sería premiado con un alto cargo nacional. Incluso un ministerio.
Ahí no para el tema. Muchos y muchas que forman parte de la clase política casanareña sostienen -en privado, claro- que el ministro recibió generosas ayudas económicas y logísticas del narcotraficante Néstor Ramón Caro Chaparro -extraditado a los Estados Unidos- para su campaña congresional. Que La avioneta persona y vehículos blindados del narco fueron puestos a disposición del “iluminado” ministro. Runrunes que formalmente declaró ante la Corte y a diversos medios de comunicación Rafael Garcìa, ex jefe de informática del DAS, también condenado por sus relaciones con los paracos.
Al otro día del anuncio del procurador, Vargas Lleras salió furioso por los medios nacionales a acusar ante la fiscalía a Santiago Uribe Vélez -hermano del expresidente- como autor de lo que él llama un “complot” tejido en asocio con un coronel apellidado Ramírez y esmeralderos de Boyacá. Sin esperar un minuto, el expresidente , en su acostumbrado estilo frentero, salió al paso tildando al ministro de ser un “hombre de doble moral y engaño al país”. En esta pelea saldrá seriamente lastimado el ministro.
Indudablemente a Vargas Lleras se le puede complicar su aspiración de ser presidente. Con o sin razón de lo que se le acusa, ante tanto enemigo a la vista la tiene bien difícil. Enemigos que tiene a manos llenas en el Congreso y en su larga carrera política, dado su evidente carisma, conocimiento a fondo de la realidad nacional y astucia política, que lo convierten en uno de los llamados a ser presidente de los colombianos. Lo quieren sacar del camino. Eso es claro.
Entre sus enemigos no solo están peces gordos de la clase política, ni el exdirector del DAS, ni supuestamente Santiago Uribe Velez, ni los esmeralderos boyacenses, ni el tal coronel Ramírez, ni el exgobernador de Arauca Julio Enrique Acosta, que también está metido en este merequetengue. Dos nombres son los que más lo trasnochan: Néstor Ramón Caro Chaparro, alias “el duro” y Héctor Germán Buitrago, alias “Martin Llanos”. Ambos están encanados. Los dos están a la espera de su condena. Por eso a los dos les conviene negociarla lo mejor posible. Por lo tanto si cuentan todo lo que saben, ambos tienen mucho que ganar y poco que perder.
Luego de ser extraditado desde Brasil donde fue capturado “El duro” se encuentra en una cárcel de los Estados Unidos. Y “Martín Llanos” en la cárcel de Còmbita, en Boyacá. De los dos el que más daño le podría hacer a Vargas Lleras es el buitragueño. La historia que se ha tejido en torno de su persona cuando actuaba como máximo líder de las AUC, es que por sus predios en Casanare y Meta desfilaron decenas de políticos no solo casanareños sino nacionales. Desfile que fue cuidadosa y maquiavélicamente registrado en videos y grabaciones de audio por el paramilitar. De existir, en ese material -celosamente guardado por “Martin Llanos” como un tesoro de incalculable valor, supongo- podría estar desfilando el ministro “vedette” de Santos.
Otro enemigo de Vargas Lleras es Alejandro Ordoñez. El procurador tiene en sus manos un jugoso papayazo para darle con toda, así al final sus investigaciones “exhaustivas” determinen que el ministro es inocente. El daño ya está hecho. De esta forma el rezandero líder del ministerio público dejaría fuertemente golpeado a uno de sus rivales a la presidencia. No se sorprendan: Ordoñez quiere ser presidente. El también se cree “iluminado”. Digo yo.
** Periodista - Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública
Pontificia Universidad Javeriana