Por Héctor Rodríguez

En estos días de protesta ciudadana quedo claro que todos los habitantes incluyendo la fuerza pública, empleados del Estado, campesinos y ciudadanos común y corrientes, estaban de acuerdo con el movimiento y me atrevo a aseverar, que los desmanes si no fueron avivados, todos nosotros sabíamos que ellos eran necesarios para que se movilizará el gobierno nacional.

Se preguntan muchos y lo hacía un periodista, por qué con tanta fuerza pública no se controlaron a los violentos; sencillo los policías y los sub oficiales viven en barrios en donde el agua no llega desde hace dos años.

Pero sería bueno hacer una génesis del problema, porque acá hay más responsables de los ineficientes alcalde y gobernador.

Desde el momento de la avalancha se cometieron muchos desaciertos. Cuando se destruyó el acueducto el Presidente y la Ministra de Aguas vinieron a buscar soluciones. La Alcaldesa expuso como gran maravilla que no estaba preocupada porque la infraestructura estaba asegurada (¿? y por lo tanto podía asumir su recuperación. El presidente la coloco como modelo por su capacidad administrativa y previsiva, se quitó el cabezal y se fue. Todos los que escuchamos a Fernanda quedamos atónitos porque eso de asegurar los bienes del Estado era su obligación, pero más preocupados porque sabíamos que el seguro respondía por si acaso con dos mil millones y la catástrofe ascendía a más de 15 mil millones.

Independiente de la torpeza de la alcaldesa, las empresas petroleras lideradas por Ecopetrol presentaron la propuesta para una solución provisional; hacer cuatro pozos profundos para lo cual el sector petrolero colocó tres mil millones de pesos y corporinoquia y la empresa del acueducto definieron los sitios e hicieron las evaluaciones respectivas. Creo que como diez o más veces el funcionario que coloco Ecopetrol para coordinar la actividad, estuvo plantado esperando que la alcaldesa lo recibiera. Ecopetrol prefirió no continuar, antes que girarle los recursos a Fernanda como era su petición para ejecutar el proyecto.

Con la llegada de Celemín y Nelson quienes además de tener como fuerte de su campaña la gaseosa y el pan, esgrimieron como algo secundario la recuperación del acueducto, nos dio esperanzas. Pero ellos estaban lejos de poder cumplir, porque nunca, lean bien nunca, esta prioridad la tenían el Alcalde y el Gobernador a la sombra. El por qué no lo sabemos ya que de todas maneras las obras previstas podían entrar en los cálculos de la registradora que montaron en cada contrato.

Me pregunto será acaso que las empresas que se constituyeron para la distribución y manejo del agua, las administraciones o los secretarios tienen acciones o son otra forma de cuadrar el tumbis? Si esto es así se puede comprender la decidía y la falta de criterio y de planeación para manejar lo urgente de lo importante, del gasto a la inversión y de proveer agua a pavimentar una calle.

El acuerdo logrado a nadie convence. No hay nada nuevo y muchos de los “logros en el documento compendiados” ya están y lo único cierto es que las familias seguirán corriendo detrás de un carro tanque limosneando una gota de agua o los “nuevos empresarios con la venía de los gobernantes cobrando por cada viaje de agua el valor del líquido, su ganancia y la coima que deben entregar.

Me da pesar que dentro de las peticiones se haya sacado una que me parecía de suma importancia. Ojalá no la hayan negociado: Que es urgente que la Procuraduría, la Fiscalía y la Contraloría (a nivel Nacional; acá las compran) revisen cada contrato que se ejecutaron gastando un billón de pesos por parte de la Gobernación y doscientos cincuenta mil millones por la Alcaldía. Rescatemos esta petición por el bien de nuestros hijos.

Adenda. ¿Será cierto que en Corporinoquia la Directora cuota de estos dos magníficos funcionarios, está cobrando por intermedio de su hermano William y un señor de apellido Blanco la entrega de cada licencia o permiso? Según dicen ya está la queja interpuesta POR UNOS EMPRESARIOS en las IAS. Reforzaremos esta petición porque Definitivamente nos llenamos de roedores.