Por Oscar Medina Gómez

He sido un crítico feroz, despiadado y sin tapujos de la clase politiquera de Casanare. Llámense gobernadores, alcaldes, concejales, diputados y cuanto bicho de esos que van de aquí para allá mirando cómo, a punta de trampas y engaños y posando de luchadores por el bienestar ciudadano, se roban los recursos de la gente.

Es apenas elemental que una las obligaciones no solo éticas sino mayormente de responsabilidad social del periodismo honesto, es servir de generador de opinión y formador de conciencia colectiva. Supone uno que así las comunidades pueden tomar mejores decisiones al momento de elegir a quienes las representen en los cargos de dirección y mando. Y por ende tener un mejor control de los dineros del erario. Sobre todo en aquellos cargos donde circulan grandes cantidades de dinero, destinado para el desarrollo de las regiones.

Por eso nunca me ha temblado la mano para denunciar a esos y esas que se disfrazan de paladines de la justicia y santos de los más pobres. Cuando sabemos todos que no son más que bandidos y bandidas apoltronados, parapetados en sus cargos gracias a la confianza ingenua y cómplice que miles de personas depositan en ellos. Desde sus cómodos cargos delinquen con guante de seda, cenan comilonas, toman whisky y pasean por el mundo, mientras el pueblo lleva del bulto.

Ahora bien, cuando se trata de resaltar la labor de algún funcionario público, también hay que decirlo. Me refiero aquí a lo que compete estrictamente con el trabajo que le encomendó la gente. Sobre todo en lo que tiene que ver con el control político y administrativo.

Ocupando una curul por el municipio de Aguazul, Sonia Bernal es una mujer que sobresale en medio de tanta podredumbre política. La conozco hace muchos años. Su capacidad combativa y ganas de tragarse el mundo se le veían desde adolescente. Siempre la he visto altiva pero respetuosa de las ideas ajenas. Dura en sus críticas pero serena u receptiva al momento de aceptar equivocaciones y escuchar consejos.

Esta joven dirigente, de voz recia e ideas sensatas, se ha convertido para la mayoría de sus colegas de la Asamblea Departamental en una roca puntiaguda en el zapato. Cuando todos están plegados a sus propios intereses -que no los del pueblo que los eligió- y le marchan a todo ritmo a los gobernantes de turno -quienes manejan la chequera de las regalías- ella siempre se muestra crítica, observadora, inquieta, intuitiva.

Con agudeza reflexiva Sonia propone debates sobre los muy diversos proyectos que cursan en un organismo que debería ser orgullo para el pueblo. Pero que, tristemente, es una vergüenza. (Solo basta poner el ejemplo del fraude electoral protagonizado por Pedro Perilla. Y sin contar los que desconocemos). A ella se le nota su preocupación por el desarrollo de Casanare. Es una voz que llama la atención por sus posturas verticales y claridad conceptual.

El buen desempeño de Sonia Bernal - o “pilera, como llaman ahora- no es solo como diputada. Su paso como directiva casanareña del partido de la Unidad Nacional no ha sido estéril. Como, vergonzosamente lo fue el del ex senador Carlos Cárdenas. Al contrario, ha sido bastante destacado y fructífero.

Al interior de esa colectividad la dirigente aguazuleña siempre participa en las grandes decisiones de esa colectividad política. O por lo menos las directivas nacionales la invitan y tienen en cuenta. Ella ha estado presente en reuniones de bancada y de directivos con el presidente Juan Manuel Santos, hablándole duro al mandatario por ejemplo en temas como las demoras desesperantes del Departamento Nacional de Planeación y los ministerios en la aprobación y giros de los recursos de regalías a las entidades territoriales, para ejecutarlos en procura del bienestar de la comunidad.

También como vocera de la U la diputada Bernal ha adelantado exitosas conversaciones con gobernadores y diputados de otras regiones del país, para la presentación del proyecto de ley que busca más autonomía territorial, buscando reformar el decreto 1222 de 1986, que contiene el Código de Régimen Departamental.

Igualmente la Bernal ha sido una incansable defensora de los derechos de los ediles colombianos, buscando por ejemplo que el Estado les reconozca la reposición de votos. Tal como se hace con los candidatos a alcaldías, gobernaciones y congreso.

Debo subrayar, remarcar entonces que la diputada Sonia Bernal es una de esas rarezas buenas de la política criolla casanareña. Espero que continúe por esa senda. Que no se deje contaminar mucho. A ella la rodean malandrines y malandrinas que le causan mucho mal a los casanareños. Digo yo.

Editorial Noticiero CASANARE AL DÍA 6 – 8 A.M. Emisora Manantial Estéreo 107.7 FM