Las últimas décadas han traído consigo avances notables en la forma en que se tratan los cánceres de sangre. Los nuevos tratamientos disponibles han transformado el impacto de algunas enfermedades como la Leucemia Mieloide Crónica (LMC) en Colombia, aportando en la mejora de la calidad de vida de los pacientes.

En la actualidad, se considera que la LMC es la neoplasia mieloproliferativa crónica más común, pues representa entre el 15 y el 20% del total de las leucemias diagnosticadas¹. Tan solo en Colombia, entre 2005 y 2013 se registraron 1.329 defunciones a causa de esta patología, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Por su parte, la Cuenta de Alto Costo, en su informe “Situación del Cáncer en la Población Adulta Atendida en el SGSSS de Colombia 2021”, reportó que para el año 2020 se contabilizaron 156 casos nuevos, 3.237 casos totales y 165 fallecidos por esta causa, correspondiendo a la segunda neoplasia en frecuencia, dentro de las neoplasias hematológicas no priorizadas, en el país².

Una historia de innovación

El cambio en el curso de la enfermedad y la mejoría en las tasas de expectativa de vida de los pacientes con Leucemia Mieloide Crónica no ha sido un evento fortuito; a mediados de 1970, la tasa de sobrevida estimada a cinco años para los pacientes era de tan solo del 22%.  Hoy, la tasa de supervivencia a cinco años se estima por encima del 70%³.

Este cambio es el resultado, en parte, de la introducción de terapias dirigidas, como los inhibidores de la tirosina cinasa (TKI), que, con la aprobación de la FDA en 2001, hicieron de la Leucemia Mieloide Crónica una condición crónica, en lugar de un limitante de la vida. 

Para Andrés González Romero, Gerente Médico de nuevos productos de Novartis Colombia, el panorama de respuestas para los pacientes es muy positivo “Desde la ciencia médica, tenemos un sentido de urgencia que nos exige resolver las necesidades aún no resueltas de millones de pacientes en el mundo; los avances científicos de los últimos años nos han permitido transformar a un ritmo acelerado el panorama de opciones para la atención del cáncer de sangre y vemos en el desarrollo de nuevas terapias- con nuevos mecanismos de acción-, una respuesta para brindar al sistema inmunitario las herramientas necesarias para combatir las células cancerosas de manera más efectiva”

Un camino por recorrer

Los últimos desarrollos han significado que las expectativas de tratamiento de los pacientes hayan cambiado sustancialmente; ya no estamos hablando solo de extender vidas, sino de ayudar a las personas con cánceres y trastornos de la sangre a tener una posibilidad de vivir sin síntomas e incluso, potencialmente, sin tratamiento.

“Si bien el futuro luce esperanzador, aún son muchos los retos que debemos enfrentar en términos de conocimiento y detección temprana de las enfermedades hemato-oncológicas. El trabajo articulado es fundamental para generar conciencia sobre estas patologías, así como robustecer el conocimiento y empoderamiento en pacientes y cuidadores, para que podamos mejorar la compresión de las percepciones y necesidades sobre el hecho de vivir con este tipo de enfermedades, así como los beneficios y las cargas de los tratamientos existentes” puntualizó Andrés Gonzalez.

Este es un momento determinante para la hematología y la oncología, con nuevos descubrimientos que allanan el camino para medicamentos y tecnologías cada vez más eficaces. A través de la ciencia de vanguardia y gracias a la tenacidad de cientos de investigadores en todo el mundo, es posible seguir reimaginando la medicina y transformando la atención para las personas que viven con cánceres de la sangre y trastornos sanguíneos graves.