Carolina Solís, de nacionalidad venezolana y madre de los tres menores que quedaron a disposición del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar por hallarlos en una vivienda en el corregimiento de Morichal en Yopal, en presunto estado de abandono y uno amarrado con una cadena a la cama, justificó la acción para evitar que el adolescente se saliera a fumar.

Dijo que trabaja en un restaurante, que puntualmente les llevaba el almuerzo a sus hijos de 11, 6 y un año y reconoció que sí debían quedarse solos, mientras ella laboraba para poderles llevar alimentos y lo básico a la casa.

Solís señaló que es madre cabeza de hogar y que el niño de 11 años, el pasado 24 de diciembre se salió de la casa y duró desaparecido dos días, que vivió momentos de angustia y que posteriormente los vecinos le dijeron que lo habían visto en malas compañías y fumando, por lo que debió encadenarlo para evitar “que coja malos caminos”.

Señaló que durante su ausencia los menores quedaban a la vista de una mujer, adulta mayor, pero que ese domingo cuando llegaron los funcionarios del ICBF y la Policía, ella estaba en la Iglesia y no pudo advertirle lo que pasaba.

Sobre el señalamiento de que el menor de 11 años presentaba signos de violencia, dijo que sí debió pegarle, porque estaba tomando la costumbre de fumarse hasta las hojas de los cuadernos y los papeles de la casa.

La madre desconsolada dijo que confía en recuperar a sus tres hijos también de nacionalidad venezolana.