Por: Oscar Medina Gómez **
Un no puede ir y venir por la vida fresco como un pingüino protagonizando toda suerte de escándalos. No solo para vergüenza de padres, hermanos, hijos y amigos sino de la opinión pública nacional. Menos cuando ostenta un cargo de tan capital e indiscutible importancia y responsabilidad como ser alcaldesa.
Claro. Por supuesto hay excepciones. Hay moscos negros en la leche. Durante sus cuatro años de régimen autoritario y déspota, a la faraona alcaldesa de Yopal Lilian Fernanda Salcedo le importó un higo la imagen de la ciudad. Y, obvio, la de ella. Fueron varios los hechos que protagonizó, dejando aun más maltrecha y por el piso la honra de la capital casanareña y la de sus habitantes. La mayoría de esos acontecimientos siguen en investigación. Pero, es de suponer, de todos saldrá bien librada. O si no ¿para qué sirve ser faraona?
Con la mentirosa y trivial excusa de que los concejales de Yopal le torpedeaban todas sus iniciativas y proyectos, la alcaldesa arrancó su dictadura paralizando durante un año la marcha de la administración pública del municipio. Acudiendo a sus escasas dotes de oradora, enfrascó a la ciudadanía en una pelea mediática, culpando de todos los males infernales a los concejales. Yo no voy a negociar nada por debajo de la mesa, yo haré respetar la institucionalidad, yo no me transo con pactos y acuerdos a espaldas del pueblo. Conmigo la cosa es a otro precio. Era el tipo de frases que la ex – secretaria de agricultura de William Pérez vomitaba por las emisoras.
El robo y desaparición de más de 18 mil formularios que contenían las firmas de ciudadanos de Yopal que a gritos pedían la revocatoria del mandato de la alcaldesa, también sacudió los cimientos, las estructuras morales, la honra de los yopaleños. Que no a la faraona a quien no le importa que hablen vergüenzas de ella. Ya tiene caparazón de morrocoy. En el hecho –denunciado por el señor Erasmo Vargas, investigado por la fiscalía y próximo a conocerse si la mandataria fue o no determinadora de tan sucio proceder- Lilian Fernanda Salcedo fue acusada de haber ordenado a su esposo René Montaña robar y desaparecer a toda costa las firmas, para que no quedara evidencia de este legítimo derecho constitucional, cuando la gente está inconforme. En el expediente se señalan detalles como que, por ejemplo, dichas firmas fueron llevadas a la finca de la alcaldesa en la via a Morichal, e incineradas luego por sus obreros. RCN y Caracol televisión, entre otros medios, abrieron sus emisiones con tan sucio acontecimiento.
Faltaba la cereza en el ponqué. You Tube –la más influyente red mundial de videos y testimonios grabados de la humanidad- divulgó ampliamente las declaraciones de varios concejales –entre ellos Amparo García- que acusaban sin tapujos y frenteramente a la alcadesa de corrupta. De haberles entregado dineros para que le aprobaran proyectos e iniciativas. El nombre de Nicolás Arenas –reconocido contratista de Casanare- y nuevamente el de René Montaña salieron a bailar en esos videos. Se veía a los concejales en un sórdido ambiente de mafiosos, a media luz, de espaldas a una pared inexpresiva, declarando que la faraona era la reina de la corrupción. Fue tanto el impacto que causó la noticia de You Tube, que no solo la influyente columnista Salud Hernández-Mora escribió sobre el particular. El Tiempo –el más importante diario de Colombia- le dedicó una editorial a la alcaldesa titulándolo “los video gate”.
Y, para completar, el ciudadano Erasmo Vargas -demandante de la alcaldesa por la desaparición de las firmas de la revocatoria- fue víctima de una celada, de una encerrona, de una trampa que lo quiso hacer aparecer como un extorsionista. Fue citado a una reunión en la oficina de Rodolfo Puentes Suárez, secretario de gobierno municipal, para charlar con el funcionario sobre la demanda de las firmas. Allí le entregarían un paquete, aparentemente con dinero. Todo era filmado. Pero la videograbadora no funciono. Y el pez no mordió el anzuelo. En el reparto de este ardid -de amplia divulgación y escándalo- otra vez la faraona y su secretario de gobierno municipal salieron mal librados. El Gaula absolvió a Vargas, declarándolo de toda culpa.
Estos censurables hechos, en los que la alcaldesa de Yopal está involucrada –sea o no culpable- son de tan hondo calado y espesor que a uno como ciudadano se le hiela la sangre de apenas recordarlos. Resultaría a todas luces denigrante para la ciudad que, por ejemplo, la mandataria sea hallada culpable en el caso del robo de las firmas. Y ni qué decir en el de los videos corruptos de los concejales. Si eso ocurriera, su nombre se sumaría a la de otros ya derrotados pro-hombres que posan sus nalgas actualmente en frías celdas de una cárcel. Caso, por ejemplo, de William Hernán Pérez Espinel, ex – gobernador de Casanare condenado por paramilitarismo. La faraona alcaldesa de Yopal Lilian Fernanda Salcedo fue su entrañable y visceral amiga. Y su más fiel, apasionada y rabiosa defensora no solo como mujer sino en la secretaría de agricultura. Vaya coincidencia. Dios los cría. Ellos se juntan. Digo yo.
Periodista – Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública
Pontificia Universidad Javeriana