Por: Oscar Medina Gómez **
Lo que faltaba. El decreto 071 del 10 de octubre de 2011, firmado por la faraona alcaldesa de Yopal Lilian Fernanda Salcedo -además de ser un flagrante muestra de su prepotencia y despotismo como gobernante- es una más de sus desvergonzadas y cínicas demostraciones del completo desprecio que tiene por los yopaleños de menor “clase” que ella. Es el más puro atropello al legítimo derecho constitucional de los ciudadanos a buscarse y rebuscarse el dinero para su propio sostén y el de sus seres queridos. Obvio: a ella le importa un comino si la gente aguanta hambre y pasa toda suerte de humillaciones y penurias. Ella tiene la barriga llena y el corazón contento de felicidad. Su dinero y fortuna –mal o bien habidos, no lo se- le permitirá vivir a sus anchas. A pierna suelta y con lujos asiáticos, hasta el día de su muerte. Lo mismo a sus hijos, los hijos de sus hijos y…en fin. Tal cual. Como vivieron y murieron las faraonas y faraones, quienes llevadas por su megalomanía construían en vida su propia tumba.
El decreto es castrense, dictatorial y humillante. Defendido como perro rabioso en los medios por su sumiso ventrílocuo Rodolfo Puentes Suárez, médico veterinario que obra de secretario de gobierno, -la alcaldesa es zootecnista- este acto administrativo se excusa bellaca y mentirosamente en que la función de un alcalde es conservar el orden público. Y que por eso en adelante, palabras más, palabras menos, en Yopal nadie podrá trabaja por fuera de los horarios que la faraona ordena.
La prohibición golpea tanto al vendedor ambulante de cigarrillos y tinto, y al estacionario de perros y sopas, como al encumbrado ejecutivo e ingeniero de petróleos de una multinacional. Cito apenas unos cuantos ejemplos. Almacenes y tiendas de todo tipo, gimnasios, peluquerías, cafeterías, restaurantes, supermercados, droguerías, carpinterías, cinemas, bancos, montallantas, panaderías, litografias, papelerías, trilladoras de arroz y café. A todos, sin excepción, la faraona los quiere obligar a prestar servicios desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche. Y, en muchos casos, hasta las 8 de la noche. Y ni qué hablar de los bares, discotecas, lupanares, casinos, masajeaderos, cabarets, prostíbulos, licoreras, estanquillos. Solo podrán funcionar desde las 8 de la noche hasta la una de la madrugada.
Quienes no cumplan lo ordenado, serán multados y cerrados sus negocios.
Perversamente hablando, además de engordar sus bienes y cuentas bancarias exprimiendo el erario público –su más destacada obra mientras ejercen el poder- en teoría los alcaldes y alcaldesas deben mantener el orden público, la seguridad, la vida, los bienes y la honra de los ciudadanos. En teoría, porque en la práctica es precisamente este principio el que no ha sido capaz de hacer cumplir la faraona alcaldesa de Yopal. O si no que lo digan las centenares de personas, familias y comerciantes que en el último año han sido robadas, asaltadas y victimizadas por la rampante delincuencia que se tomó la ciudad. Y no contemos los muertos.
La seguridad y el orden público no se logran con medidas represivas y dictatoriales –como la persecución infernal de la policía contra los motociclistas sacándoles comparendos, ordenada por Lilian Fernanda- mediante decretos fascistas que le aprietan el pescuezo a los ciudadanos. Hasta ahogarlos económicamente y obligarlos, sin duda, a delinquir para conseguir el pan diario de sus hijos. Mejor dicho: la medida causa el efecto contrario. No mi señora faraona. Eso se logra actuando consecuentemente con la gente. Conversando y concertando con todos. Y, claro, exigiéndole a la policía que actué sometiendo a los bandidos. No a los comerciantes ni a los motociclistas. Ellos no son los delincuentes.
La seguridad y el orden público no se logran obligando a aguantar hambre a miles de personas y familias que dependen de sus pequeños o medianos negocios nocturnos. El decreto 071 es medieval y oscurantista. Riñe y va a contrapelo con la sensatez, la dinámica y exigencias económicas de la vida moderna. Mientras que en la mayoría de ciudades del país y del mundo entero las autoridades apoyan e impulsan en desarrollo del comercio nocturno, que tiene su propia modus operandi, en Yopal la faraona alcaldesa sale con esta alcaldada.
En vez de avasallar a los ciudadanos con medidas represivas por qué más bien no entrega usted, señora alcaldesa, cuentas claras y contundentes del casi billón de pesos que a su antojo manipuló en estos cuatro años de dictadura. Por qué no se apersona de la seguridad de Yopal, exigiéndole resultados a la policía. Por qué no le dice a la gente que la planta de tratamiento de agua se puede hacer con las regalías petroleras que van a llegar hasta el 31 de diciembre de este año. Por qué no para la persecución despiadada a los motociclistas sacándoles partes dia y noche. Por qué no tapa los centenares de huecos que invaden las calles de la ciudad y recoge eficientemente las basuras.
Su descaro e irresponsabilidad como alcaldesa, señora faraona, no tienen comparación ni límites. Su más reciente hazaña; el dia de elecciones, monda y lironda, alborotó a la ciudadanía al advertir por RCN nacional sobre un supuesto fraude electoral con dizque unos tarjetones marcados a favor de Celemín y Mariño. Mentira gigante. Ella y todo el mundo teníamos claro que era un simple defecto de impresión en algunos papeles electorales. Jum…Uno creería que usted, como zootecnista, es estudiada e ilustrada. Lo mismo que su secretario de gobierno, el veterinario Rodolfo Puentes Suárez. No como anteriores alcaldes y diputados –a quienes la faraona desprecia y no quiere ni poquito- que apenas llegaron a vendedores de menudo en la plaza de mercado y futbolistas de barriada. Digo yo.
**Periodista – Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública
Pontificia Universidad Javeriana