Por: Oscar Medina Gómez **
Terminó el sainete. Al momento de escribir esta columna ya se surtieron los escrutinios de las elecciones del pasado 30 de octubre. Los ganadores y perdedores están marcados en un tarjetón que va por cuatro años. Tarjetón, eso sí, flexible, elástico y acomodaticio en razón a las volteretas que propician nuestros nada saludables políticos.
Aunque son varios los hechos notorios que arrojó la jornada, por espacio analizaré solo los más importantes. La estruendosa derrota de la alcaldesa faraona de Yopal Lilian Fernanda Salcedo encabeza la lista. De carambola mató a Carlos Fredy Mejia. Simple: humillante y vergonzosa resultó la paliza que Willman Celemín le propinó al candidato de la faraona en la pelea por la alcaldía. Nocaut fulminante. El primero sacó más de 30 mil votos (55 %) frente a los escasos 9 mil de Carlos Fredy (16%). Históricamente esos más de 21 mil votos de diferencia constituyen el desastre, la hecatombe electoral más ruidosa y famosa en la puja por la alcaldía. Un record que tienen ahora para exhibir Carlos Fredy. Bueno. Algo es algo.
Realmente Carlos Fredy jamás constituyó una amenaza para Celemín. Eso se olía en las calles. La amenaza era el descarado apoyo que la faraona le dio durante toda la campaña, con el claro propósito de perpetuarse en cuerpo ajeno en el poder. Pero ¿Por qué perdió Carlos Fredy? Varias cosas: indudablemente ese apoyo abierto le restó votos. Además del desgaste propio de todo mandatario al final de su periodo, la gente tiene varios motivos para cobrársela a la alcaldesa: uno, el pésimo manejo a la crisis de agua en la ciudad y las mentiras que ha dicho sobre la construcción de la planta de tratamiento. Dos, la persecución despiadada a los motociclistas para sacarles comparendos, donde la policía no tiene más opción que hacerle caso a la faraona. Tres, la terrorífica inseguridad en Yopal, que día a día cobra más atracos, robos y personas heridas y muertas.
Carlos Fredy perdió también por su complicidad como diputado departamental al servicio del destituido e inhabilitado gobernador de Casanare Raúl Flórez. Con su firma le aprobó letales ordenanzas multimillonarias que tienen sumido al departamento en una horrenda crisis económica. El plan de aguas, las vigencias futuras, el leasing para el hospital, su pasividad ante el hundimiento de Capresoca se los cobró la gente en las urnas.
Evidente también las derrotas de otroras caciques políticos como William Pérez, Raúl Flórez y Oscar Wilchez. Sus candidatos fueron masacrados tanto en gobernación como en alcaldía de Yopal. En el caso de Arsenio Sandoval –para quien en lo personal los pocos o muchos votos que obtuvo son ganancia- quedó demostrado que Wilchez ya no suma ni resta. Y mucho menos su endeble congresista Camilo Abril, su hilillo de marioneta. Abril ganó ese “honorable” puesto porque las circunstancias de entonces obligaban. No porque él sea la renovación o una figura de peso y quilates políticos. Nada más lejos de la realidad. Lo mismo –y peor pasa con el otro “honorable” José Rodolfo “el negro” Pérez. Ambos son lamentables accidentes de la desfigurada política casanareña.
Con el segundo lugar a la gobernación -30 mil votos por debajo de Nelson Mariño que alcanzó 55 mil- Jorge Prieto terminó decorosamente su dura carrera política. Con una propuesta seria y sin mayores recursos se impuso a Alirio Guzmán, Efrén Hernández y Rodrigo Chaparro. A Guzmán el pueblo le cobró con saña ser el candidato del indigno y deprimente Raúl Flórez. Efrén –que no aprende- perdió su cuarta contienda en línea. Hombre ¡pare ya! El pueblo no lo quiere. Los 20 mil votos de Chaparro -dueño de una buena oratoria y conocimiento de lo público- predicen que aun puede tener juego en un futuro mediato.
Algo insólito es el hecho de que los candidatos a la gobernación no fueron capaces de unirse para vencer al imparable Mariño. Pero ahora –alegando que hubo fraude- sí lo hicieron pero para demandar al ganador. Además de malos perdedores son imbéciles. La unión era antes. No después. No lo hicieron porque todos se creían con el derecho a titulares- Y ¡pum! El tiestazo fue demoledor. Pregunto: ¿qué fraude puede haber cuando el ganador apenas logró un 35 por ciento de los votos y el otro 65 se lo repartieron los perdedores. ¡Aprendan a analizar y sacar cuentas!
Como en todo el país ganó también en Casanare el Partido Liberal. La alcaldía de Yopal, siete alcaldías más, dos asambleas, tres consejos capitalinos y un reguero de concejales en otros municipios, constituyen un jugoso botín para el trapo rojo. Ganaron también las mujeres. Sonia Bernal, Elizabeth Cuta y Luz Marina Rivera llegan para renovar esa podrida corporación. La creencia popular es que ellas, las mujeres, son menos corruptas. Como estaba anunciado, el partido de la U –lo mismo que a nivel nacional con Uribe a la cabeza- perdió muy feo. Salvó su honor la Bernal en la diputación.
Yo también paso cuenta de cobro. De mi tarjetón en la columna anterior erré en apenas en tres candidatos. Al resto les pegué. Lamento lo de Victor Hugo Tamayo. El nauseabundo concejo de Yopal lo necesitaba. Aquí la gente se equivocó.
Willman Celemin alcalde electo de Yopal. Nelson Mariño de la gobernación de Casanare. Ellos son los grandes ganadores. Y deben estar gozando infinito. Los dos se le atravesaron a la faraona en sus intenciones de ser gobernadora. Y senadora. Y presidenta si la dejamos. Claro. Eso depende de cómo les vaya en sus mandatos. Consejo perverso, pero sabio: señores, apliquen la corrupción en sus justas proporciones. Lo dijo el ex - presidente Turbay. Digo yo.
**Periodista - Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública
Pontificia Universidad Javeriana