Por: Oscar Medina Gómez **
Al término de su reinado -el 31 de diciembre entrante- la faraona alcaldesa de Yopal Lilian Fernanda Salcedo Restrepo nos entrega una ciudad miserable, lastimera, caótica y dolorida por dónde se le mire. Lo digo sin el más mínimo asomo ni riesgo de equivocación. Y sin compasión contra todos aquellos y aquellas que insisten acomodaticiamente en defender lo indefensable. En vitorear e hincar la cerviz ante una alcaldesa que manipuló, mal contados, más de un billón de pesos en cuatro años. Esta astronómica suma sale de sumar cuatro presupuestos por 600 mil millones, màs de 300 mil de transferencias de la gobernación a través de la EAAY, y cerca de 100 mil captados del gobierno nacional.
En el grupo de arrodillados de la corte incluyo en primerísimo lugar a un par de bufones radiales parlanchines, sin carácter periodístico, mentirosos y con moral babosa y chicluda, a quienes todos estos años sólo se les escuchó alabanzas, loas y arrodillamientos por la faraona y su séquito secretarial de puentes, fonsecas, rubieles y nardas.
Lamento no tener más espacio para reseñar la herencia de la faraona. Intentaré que me alcance la columna. Desde hace 7 meses no tenemos planta de tratamiento de agua. Los yopaleños estamos sometidos a un régimen diario obligatorio de agua insalubre e impotable. Nos toca asearnos con impurezas y preparar los alimentos con impurezas. ¡Por dios…mentira ¡ exclamarán los arrodillados. Pero si la planta fue destruida por un derrumbe en pleno invierno! Sí. Es cierto. Pero es que ante tamaña emergencia la faraona fue irresponsable. No le puso la enjundia y motor gerencial que se requerían para encontrar soluciones. Todo se le fue en decir que los pre-diseños, los diseños, los estudios…
Repito lo dicho por mí tantas veces: ¿por qué, si la ley lo permite, la alcaldesa no destinó el grueso de los recursos de regalías petroleras a recibir entre mayo y diciembre, a empezar la construcción de la nueva planta de tratamiento de agua? ¿Por qué la planta estaba asegurada apenas en una cuarta parte, con la multimillonaria pérdida de recursos que eso significa? ¿Por qué le cogió la noche y faltando poco menos de un menos para finalizar el año quiso adicionar cerca de 8 mil millones de pesos como parte de una cofinanciación con el gobierno nacional a través del Fondo de Adaptación?
Del tema del matadero municipal no todo se ha dicho. Bueno sería conocer las reales causas que hay tras la liquidación de la concesión comercial a Ibalicon y el cierre de ese establecimiento por problemas sanitarios y ambientales. No olvidemos que el concejo se opuso a las intenciones de la faraona de concesionar por 20 años a los privados no solo el matadero, sino la terminal de transportes y el cementerio. Ahora tenemos que pagar carne más cara traída de Tauramena y posiblemente en dudoso estado higiénico. En vez de andar metida en demandas y líos jurídicos contra dicha firma, la faraona debió buscar una solución pronta al asunto. No lo hizo.
La seguridad de Yopal es igualmente motivo de preocupación de todos. Además de las decenas de casos –entre apartamenterismo, robos callejeros, raponazos, fleteo, atracos, etc- en 2011 la ciudad registró una cifra de 21 casos de extorsión. La más alta de todo el departamento. Y eso contando los casos denunciados, porque la mayoría de las veces las víctimas guardan silencio. Da miedo transitar por Yopal, sea de día o de noche. Aunque, a decir verdad, la ciudad de noche es màs de noche porque en muchos sectores el alumbrado público no existe.
Como consecuencia también de la peleíta casada por la faraona con la empresa de Aseo Urbano, Yopal es hoy un basurero. En todas las esquinas del centro, de la plaza de mercado, la terminal, los parques, hay fétidos arrumes de basuras. Resulta que por la tal Empresa de Acueducto, Aseo y Alcantarillado –que por recursos propios al año tiene 15 mil millones para inversión- no opera ni cumple su deber como debe ser por andar compitiendo sin calidad ni eficiencia con los empresarios privados. Al señor Fonseca la empresa le quedó grande. Si hablamos de la movilidad y tránsito de vehículos motorizados, la labor de alcaldesa fue una vergüenza.
Todos los costados de las calles principales y secundarias están invadidas de carros y motos. Los policías nunca hicieron ni dijeron nada. A la gran mayoría de verdes pareciera que la señora Lilian Fernanda les hubiera dado orden de perseguir sin cuarte a los motociclistas para sacarles comparendos de tránsito. El negocito redondo fue para una grúa que “por ahí anda”. Semáforos dañados, señalización horizontal y vertical deficiente, huecos a montones y alta tasa de accidentalidad rematan este panorama desolador.
Revisemos las “obras” palpables que nos deja la faraona. El Centro de Servicios Educativos –que ella llama “triada”, palabreja inexistente en el idioma castellano- está a medio terminar. Aquí la inversión de la alcaldía fue mínima. La gran parte del dinero lo puso la gobernación de Casanare. El costo de la estación de policía municipal -en cuya inauguración el general Oscar Naranjo dejó metida a la alcaldesa porque la obra no le mereció importancia alguna-, igual el grueso del billete lo puso el Ministerio de Defensa Nacional. Y para que funcione y sirva como debe ser, a la estación aun le faltan muchas adecuaciones locativas.
El cacareado parque extremo del 20 de julio valió un cojonal de plata. Mil 200 millones de pesos. Y su utilidad es ridícula. Y hasta peligrosa. En su gran mayoría mechudos y marijuaneros dándoselas de deportistas es lo que se ve allí. El puente peatonal de la calle 40 con carrera 7 le costó a los yopaleños otros mil 500 millones de pesos. Los estudiantes y la gente poco o nada lo utilizan. A la genial faraona le dio por mandarlo hacer justo en un semáforo. El jardín social Luz del mañana de la comuna cinco sumó 2 mil trescientos millones de pesos. El ICBF puso 1650, la gobernación 550 y la alcaldía escasamente 100 representados en un lote que le pertenecía a la comunidad de los Barrios Casimena, y estaba destinado al espacio público.
Otras joyitas de la faraona no pueden pasar por alto: una, el desbarajuste administrativo y económico que se produjo en el primer año de mandato por la falta de entendimiento entre Lilian Fernanda con el Concejo. Ella culpó a los concejales de no aprobarle presupuestos, truncarle proyectos estratégicos y no dejarla gobernar. Jum…Vaya uno a saber lo que realmente impidió ese rompimiento. Dos: el robo y desaparición de 20 mil firmas ciudadanas que pedían la revocatoria de la alcaldesa. En estos hechos, denunciados por el Representante José Rodolfo “el negro” Pérez y Erasmo Vargas, entre otros, -hoy motivo de investigación por la fiscalía- no solo está involucrada doña Lilian Fernanda sino su esposo René Montaña. Tres: un feo y oscuro video, tipo mafia siciliana, en la que aparecían los concejales Amparo Sanabria y Cristóbal Torres denunciando a la alcaldesa de corrupta. Tanto el caso de las firmas como el del video fueron ampliamente divulgados por la prensa nacional. El Tiempo incluso dedicó una editorial al video. Eso es lamentable y da vergüenza.
No obstante esta herencia, -que está inconclusa por espacio- la faraona alcaldesa Lilian Fernanda tuvo la habilidad propia y la complicidad de los medios radiales para ganarse indulgencias con avemarías ajenas. Todo le aplaudieron. Cuando lo cierto fue que la mayoría de obras que ella alega como de su cosecha fueron financiadas con recursos de la gobernación y del gobierno nacional. Pero, eso sí, un billón de pesos pasaron por sus manos. Manos que en las pasadas fiestas de Yopal se dedicaron a lanzar decenas de cajitas de aguardiente al público. Sin importar a dónde fueran a parar. Por ejemplo a manos de menores de edad.
Dignificante y constructiva la actuación ferial de la faraona. Emborrachar al pueblo por su propia mano. Mientras ella, en cuatro años, se embriagó de poder, soberbia y pocos resultados realmente ciertos. Bueno. Es la faraona. Y, fiel a la tradición egipcia, también construyó su propia tumba. Pero política. Digo yo.
Periodista – Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública
Pontificia Universidad javeriana