Por: Oscar medina Gómez*

A año y medio de las votaciones públicas para elegir “honorables” padres de la patria -Representantes a la Cámara y Senadores-, el lienzo con las figuras y figurones de ese domingo 16 de septiembre de 2014 ya está pintado. Advierto desde ahora que será una de las contiendas electorales más reñidas de los últimos doce años, considerando que la mayoría de los contrincantes son experimentados políticos. Todos tienen sus mañas. Todos saben dónde ponen las garzas. Todos prometen que mañana será mejor que hoy. Todos son traficantes de sueños e ilusiones. Todos tienen seguidores que imbécilmente les creen. Todos se meten porque saben que la política es el más lucrativo negocio que pueda existir.

Básicamente la pelea será por los dos cupos que territorialmente tiene Casanare para la Cámara de Representantes. Al senado nadie se le va a medir. Y es un error. Porque siempre será mejor contar en el Congreso con un Senador. Para que por lo menos haga presencia ante el gobierno central. Y lambonamente venda su voto al presidente de turno, así no logre gestionar ni canalizar proyecto alguno en beneficio de la región, pero sí engordar sus cuentas bancarias. Así no sirva ni para tapón de alberca, como le ocurrió al último senador que tuvo el departamento.

Hay tres hombres y nombres que toca que se pongan de acuerdo para definir un candidato. Bueno, si es que quieren tener reales opciones de quedarse con una de las dos curules a la Cámara. Si no, pues que se vayan abiertos y verán que pierden los tres. Son Jorge Prieto Riveros, Rodrigo Alberto Chaparro y Alirio Guzmán. A los tres les fue bien en las pasadas elecciones a la gobernación. En promedio cada uno logro 20 mil votos, cifra nada despreciable si consideramos que se enfrentaron a Nelson Ricardo Mariño, un hombre que pese a todo lo que de él y contra él se dice -mucho es cierto, mucho es mentira- goza de un respaldo popular como pocas veces se ha visto, salvo los casos de Emiro Sosa, William Pérez y Miguel Ángel Pérez.

Jorge Prieto Riveros es el más curtido y experimentado. Como gobernador su mandato se vio opacado por la enorme influencia que su esposa Julieta Vargas tenía en las decisiones de gobierno. Ante todo en el manejo presupuestal. Si analizamos los 20 mil votos que sacó el año pasado frente a Mariño -no obstante estar retirado de la política activa hace más de 15 años- a Jorge no le fue para nada mal. Prieto, contrario a otros colegas suyos, no se fue del país al terminar su mandato. Se quedó en Casanare poniéndole el pecho a críticas y alabanzas.

Rodrigo Alberto Chaparro es también un baqueteado hombre de la política. Cuando fue alcalde de Yopal en él estaban fijadas grandes esperanzas de un gran líder. Pero su juventud e inexperiencia de entonces lo llevaron a cometer excesos, sobre todo en lo personal. Aunque la gente cambia, precisamente mucha gente teme que de llegar a ocupar otro cargo de elección popular, A Rodri le de por hacer locuras. Sin embargo es un abogado estructurado ideológicamente. Tiene discurso. Y da la pelea. Como los gallos finos.

Alirio Guzmán, el exgerente de ENERCA, tiene como fortaleza el ser una figura nueva en el mapa político. Tiene imagen de ser una persona amable y respetuosa por las ideas ajenas. Lamentablemente muchos lo asocian con la rosca del exgobernador Oscar Raúl Iván Flórez Chávez, ese fatídico mandatario que ayudó, como ninguno otro, a desgraciar el departamento. Esto pesa. Y mucho.

José Rodolfo Pérez Suárez tiene las más serias opciones de quedarse otra vez con un cupo congresional. ¿Por qué? El actual gobernador y más de 10 alcaldes son de su cosecha, producto de la astucia y zorrería política que “el negro” siempre ha demostrado. Aunque como político el pueblo espera más de él, hoy día tiene poder y dinero por toneladas como para enfrentársele al que le quiera pintar la cara. Y, lo sabemos, esos dos requisitos son clave a la hora de definir ganadores.

Efrén Hernández, el exalcalde de Yopal, es otro que sabe de la marulla política. Los 20 mil tarjetones que logró en su fallida aspiración a la gobernación, son el case que siempre ha tenido. No saca más. Siempre se lo ha visto como un político capaz, batallador, orador convincente en cualquier escenario nacional. Conocedor al dedillo de lo que Casanare necesita. Pero se mete y pierde. Eso le ha ocurrido en las cuatro últimas peleas electorales. Mucho tilín tilín y nada de paletas. Algo pasa con Efrén. La gente no le vota como uno creería.

Lilian Fernanda Salcedo, también exalcaldesa, se meterá en la contienda. Aunque uno cree que los cuatro años en el poder la maduraron políticamente, esta vez no la tendrá tan fácil como cuando ganó. En ese entonces contaba con el respaldo del exgobernador William Pérez. Y la gente, religiosamente, acató la orden del hombre del caballo negro. Hoy el asunto es a otro precio. Pérez está pagando 15 años de cárcel por vínculos con el paramilitar Martín Llanos. Y Lilian Fernanda, no obstante tener imagen de mandataria seria y disciplinada, también tiene fama de déspota, humillante y rosquera. Todo para ella. Nada para los demás.

Camilo Andrés Abril será candidato otra vez. Pero no ganará. Como en el caso anterior, su tutor político dejó de serlo. Oscar Leónidas Wilchez no puede hacer política, en razón a la condena que purgó por sus relaciones con los paramilitares de Casanare. Y, pongámonos serios: Camilo Andrés no es el gallo para un cargo de ese nivel. Miles de jóvenes casanareños y la ciudadanía en general se siente hoy decepcionada, defraudada de él. La tal renovación que pregonaba este mozuelo nunca se vio.

Un apunte: de todos, sin excepción, se dice que son corruptos, que se han aliado con los paracos, que son tramposos. Eso lo saben ellos. Y, también, quienes se dejaron corromper para robar y delinquir. Ah, claro. Y una que otra autoridad. Digo yo.

Periodista - Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública
Pontificia Universidad Javeriana