Por: Oscar Medina Gómez*

Hace dos meses largos que fue nombrado como Director de Tránsito y Transporte de Yopal. Tiempo más que suficiente para que Rofer Roncancio Sanabria deje ya de estar calentando el puesto y se dedique en serio a trabajar más y a hablar menos.

Soy un caminador y conductor en mi ciudad. Por lo tanto tengo claro y bien radiografiado no solo el cada vez mas caótico asunto que hoy los técnicos llaman movilidad vial urbana, sino el deplorable sistema de semaforizaciòn -apenas unos cuantos sirven-, y los muy peligrosos cráteres que a cada momento nos toca sortear, porque los reparcheos que hace la Secretaría de obras son flash y a medias. Por el mismo orden la anarquía ciudadana y la total ausencia de autoridad en lo referente al parqueo vehicular -ya no solo en el centro de la ciudad sino en muchas cuadras a la redonda- son un descaro.

Sabemos todos que la herencia que le dejó a los yopaleños y a Roncancio el bueno para nada ex-secretario Luis Eduardo Nieto no sirve sino para enterrarla. Pero -precisamente porque el otro fulano no hizo nada- al nuevo secretario le cabe la enorme responsabilidad de empezar a dar resultados concretos, visibles, palpables, inobjetables. Que la gente los veamos y empecemos a creer que con su llegada las cosas van a cambiar.

Eso de la movilidad vial urbana es una cosa para enloquecer. No sé en cuantas columnas he dicho que conducir y parquear en Yopal es algo demencial. Ahora a las 10 de la mañana ya no hay cupo en los parqueaderos privados que existen. Toca entonces abrirse paso a codazo limpio para invadir el primer anden a la vista. O la primera faja derecha de cualquier calle que uno encuentre. Todos -me incluyo- somos unos salvajes. Nadie respetamos a nadie. Y menos al peatón. Importa que nuestro carro quede ubicado, así sea en la mismísima entrada de la catedral. De hecho esa zona siempre está invadida por motocicletas, esos vehículos que por imprudencia causan decenas de muertos cada año. Ni un policía -ni siquiera para remedio- se aparece a evitar y menos sancionar a los infractores.

La red de semáforos que tenemos no sirve sino para causar accidentes. Lo que tenemos es un remedo de semáforos. Muy pocos funcionan. Y los que sí, pues están descoordinados. Ir por la 9, la 10, 24, la 19, la 20 atenido a los armatostes que tenemos, es jugarse media vida. Desde que usted asumió el cargo dijo que empezaría un proceso de revisión, rectificación y mantenimiento permanente de los semáforos ¿qué ha pasado? En Yopal, los mejores semáforos son nuestros ojos y el sentido común.

La deficiente señalización de la ciudad -horizontal y vertical- es otro constante dolor de cabeza para todos. Simplemente porque no existe. Aquí pasa como en el caso anterior: no hay que confiarse. O hágalo y tenga un accidente seguro. No entiendo por qué, algo tan básico para la tranquilidad y seguridad ciudadana al conducir, en Yopal es visto como un asunto de muy lejana importancia.

Los cráteres, zanjas, chambas y huecos que a diario atentan contra la vida de la gente dirá Roncancio que no le corresponde a él taparlos y pavimentarlos. Error mi estimado secretario. Si usted pretende heredarnos una decente movilidad vial urbana, más fluida, rápida y segura, ese chicharroncito también tiene que ayudar a comérselo. Presione al secretario de obras, cánselo, acóselo hasta que se decida a hacer lo que le corresponde.

Todos estos factores inciden decididamente para que los índices de accidentalidad en Yopal estén disparados. Pos supuesto la pobre cultura ciudadana que exhibimos y la irresponsabilidad de los conductores de carros y motocicletas, constituyen pieza clave en esto. Pero no cabe duda que la falta de señalización, la ausencia de semáforos y los huecos, pues ayudan bastante a ver a todas horas jóvenes mutilados y con el cráneo destrozado.

Don Rofer, vuelvo y le digo: trabaje más y hable menos. Por ejemplo, esas campañas de “consentidos de Yopal” no sirven para un carajo. Bueno sí: para mal invertir los recursos públicos. Hable menos por la radio. No se dé tanto “bombo”. Que sean los resultados de su gestión quienes hablen. No su persona.

Haga valer su titulo de administrador de empresas y su especialización en gerencia de proyectos. Dos consejos: dígale al alcalde que no se le ocurra dar un solo cupo más para taxis. Que no se deje presionar de ese gremio. La ciudad cuenta con los suficientes para atender la demanda. Tanto que siempre se los ve por ahí desocupados. Y póngale orden, aseo y gerencia a eso que llaman Terminal de Transporte Terrestre. Hoy día e una cloaca.

No olvide, señor director de tránsito, que funcionarios de esta administración como su antecesor Nieto y Fernando Fonseca -el triste y vergonzosamente célebre exgerente de la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Yopal, que durante más de un año no fue capaza de suministrar un litro de agua potable a los yopaleños- salieron por la puerta de atrás. Por ineptos. Usted, creo, no querrá ese destino. ¿O sí? Digo yo.

Ñapa: El Cholo Valderrama fue víctima de la aterrorizadora inseguridad que padecemos en Yopal. Fue atracado en pleno centro de la ciudad, cuando llegaba a su hotel de siempre. Poco faltó para que lo mataran. ¿Qué pasa señor Narciso Martínez Cubillos, comandante de Policia Departamental? ¿La policía derrotada por los bandoleros?

*Periodista- Especialista en Gobierno Municipal y Gestión Pública
Pontificia Universidad Javeriana