Prenslibre casanare noticias minuto a minuto

Nuestro canal en youtube PrensaLibreCasanare
Camel ingenieria

LA REELECCIÓN ES MI PAZ

LA REELECCIÓN ES MI PAZ
Por Oscar Medina Gómez*

Soy un colombiano que desde que nació ha convivido en esta Patria con la violencia demencial causada no solo por la banda narcoterrorista de las FARC, sino del ELN, EPL, M-19, paramilitares, delincuencia común y cuanto malnacido decida que es dueño de la vida de sus semejantes.

Y, claro: también por organismos del Estado como la policía, el ejército, el DAS y quienes a nombre de las instituciones muchas veces cometen excesos mortales preconcebidos contra la ciudadanía, Camuflados de autoridad legalmente constituida, delinquen a sus anchas. Los falsos positivos, por ejemplo, dan cuenta de lo que escribo.

En el caso particular de los criminales farucos –mal llamados revolucionarios: un verdadero revolucionario no viola niñas de 9 años, menos pone bombas en las casas de la gente humilde y mutila a sus semejantes a punta de machetazos- las cifras más optimistas y moderadas hablan de que por lo menos desde 1964 a hoy esos criminales son los responsables de 150 mil muertos.

Macabro número donde sin distingo ni respeto sino con un total desprecio por la vida, han caído bebes, niños, mujeres embarazadas, ancianos, minusválidos, jóvenes, hombres. Miles de ciudadanos buenos y honestos. Miles de colombianos y colombianas que sin saber cómo ni por qué perdieron la vida por causa de la “lucha por el bienestar del pueblo”, cínica bandera filosófica que dicen los terroristas farucos librar. Su filosofía –lo sabe el mundo entero- no es otro que el lucro económico a través del narcotráfico, el secuestro, el boleteo, la extorsión y las minas ilegales de oro, entre algunos de sus muy rentables negocios.

El dolor, la tristeza, el llanto, el acabose de las familias, la soledad de un hogar por la pérdida de sus seres amados que nos han causado esos enemigos de la Patria son indecibles. A los 150 mil muertos inocentes toca sumarle las decenas de miles de heridos graves, mutilados, desaparecidos, gente que ha quedado loca por cuenta del terror faruco. La barbarie andante que encarna esos trogloditas del infierno.

Todavía tenemos frescas en nuestra memoria las imágenes de los denigrantes y asquerosos campos de concentración montados por Víctor Julio Suarez Rojas alias el “mono jojoy” -una bestia vestida de ser humano- en las selvas del Caquetá, hacinando como animales a soldados y policías semidesnudos, a la espera de canjearlos o asesinarlos, según como amaneciera el genio de este malnacido. Un muerto que como Marulanda, Reyes, el negro Acacio y Cano, millones de colombianos seguimos aplaudiendo.

Ahora el presidente Santos -con el único mezquino e irresponsable propósito de ser reelegido en 2014- le está entregando todo, la Patria entera en La Habana a los terroristas farucos. La dignidad y el dolor inmenso de las víctimas no valen nada. El respeto por un país sufrido hasta más no poder, no cuestan un higo.

Vale volver a repetir presidencia en el Palacio de Nariño. Volver a sentirse el dueño, el amo y señor de los destinos de 47 millones de compatriotas. Por eso los bandidos terroristas farucos serán premiados con curules obligatorias en la Cámara de Representantes, cargos de elección popular como alcaldías y gobernación, medios gratuitos de comunicación para adelantar proselitismo. Y sobre todo con IMPUNIDAD. Cero castigo por sus crímenes y delitos de lesa humanidad que al mundo entero han horrorizado. Los asesinos de la Patria no pagarán ni un solo día en la cárcel.

Aprobado ya el punto 2 en La Habana –la participación política faruca- puedo afirmar sin equivocarme que Santos supera por mucho la cobardía, arrodillamiento y pusilanimidad de Andrés Pastrana cuando le entregó a las FARC 45 mil kilómetros cuadrados en el Caguán. En adelante los terroristas farucos podrán adelantar campañas políticas, sin ningún tipo de restricciones, en las llamadas circunscripciones especiales como Arauca, Caquetá, Cauca, Catatumbo, Chocó, Nariño y Putumayo. Todos fortines territoriales donde los criminales nadan en su propia pecera.

Al amparo de la ley santista los farucos tendrán municipios y departamentos libres de autoridad legal. Solo para ellos y sus desventuradas familias. Es uno de los premios por sus atrocidades. Y por la reelección presidencial.

Como ciudadano colombiano siempre he soñado con una paz verdadera. Con una Colombia donde todos podamos trabajar, progresar, vivir sin miedo. Eso no se discute. No resiste atenuantes.

Pero no acepto, me opongo con firmeza a la paz impune, sucia, acomodada y ventajosa que Juan Manuel Santos Calderón viene acuñando en La Habana, con el único objetivo de ganar la presidencia por segunda vez. A eso, en el lenguaje del bajo mundo, en la jerga de los cacos, se le llama ser faltón. Digo yo.

*Periodista

Este medio no se hace responsable por las opiniones emitidas en este espacio. Los comentarios que aquí se publican son responsabilidad del usuario que los ha escrito. PLC se reserva el derecho de eliminar aquellos que utilicen un lenguaje soez, que ataquen a otras personas o sean publicidad de cualquier tipo.


Comentarios

escucha radio online
Cerrar
Cerrar